En el estadio Alberto Grisales, se presentó un hecho sin precedentes en el Fútbol Profesional Colombiano. Ante las lesiones y los contagios masivos por coronavirus en Águilas Doradas, el equipo antioqueño saltó a la cancha con tan solo siete jugadores para enfrentar a Boyacá Chicó.
PUBLICIDAD
Pero, ¿por qué no haberlo aplazado? Previo al inicio del torneo, los directivos y presidentes pertenecientes a la Dimayor acordaron que los partidos se jugarían, así fuera con siete futbolistas en un equipo, sin importar el motivo de las bajas, con el fin de cumplir con los compromisos de televisión, patrocinadores y calendario.
Sin embargo, José Fernando Salazar, dueño de Águilas Doradas, no se quedará con los brazos cruzados. Aunque sus reclamos no surgieron efecto en Dimayor, anunció que “recogerá las pruebas necesarias para demandar el partido en el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo).
En el terreno de juego, los ajedrezados se impusieron 3-0 con goles de Henry Plazas, Diego Echeverri y Geimer Balanta. Eso sí, el tiempo no se cumplió. Sobre el minuto 80, Giovanny Martínez se lesionó. Sin la posibilidad de cambios y tras quedar con seis hombres (menos del mínimo permitido), el partido terminó.
Sin lugar a dudas, de esto se hablará por un largo tiempo. Basta con referenciar cómo diversos medios y periodistas de otros países se han pronunciado. ¿Qué pasará? Continuarán escribiéndose más capítulos de esta particular y hasta penosa historia.
