¿Qué convenció a Joemar Guarecuco de quedarse en Colombia?
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Una venezolana que se enamoró de Colombia y desde entonces no se fue nunca más. Antes de aterrizar en Tuluá, donde jugó para el equipo de esa población antes de mudarse a Cali para jugar con el América, pasó por España y la moneda le salió sello.
A prueba en el Atlético Madrid Féminas, Joemar se rompió los ligamentos y debió abandonar. Solo dos meses duró esa aventura ibérica, pero su sueño no se apagó ni mucho menos. En Tuluá, donde la cultura valluna la enamoró, su carrera dio un estirón. Ahí no solo le pagaban por hacer lo que más le gusta, sino que era bien remunerada.
Enfocada en la pelota, llegar al América de Cali era cuestión de tiempo. “Eso es lo que me piden, que meta goles, más nada”, así describe su función en la vida. Y bien que lo hace: un zapatazo de ella metió a América en la final.