Entrevista exclusiva con Erica Castaño, una de las mejores atletas paralímpica de Colombia con cupo a los próximos Paralímpicos de Tokio.
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Cuando empezó en el atletismo adaptado, ¿esperaba obtener estos resultados?
La verdad, no. De hecho, ni siquiera estaba en mis planes como persona, como profesional y menos como deportista. Toda mi vida he sido muy dedicada al deporte, pero dentro de mis sueños no estaba ser la mejor del mundo en alguna modalidad. Pero bueno, Dios me puso en esto, quiso que fuera la mejor y habrá Érica campeona para rato.
Teniendo en cuenta que fue algo inesperado, ¿cuál fue el punto bisagra que la llevó a asumir esta disciplina como estilo de vida?
Desde el primer momento que lancé. Yo practicaba parapowerlifting, pero unos compañeros que entrenaban lanzamiento decían que mi biotipo era propicio para lanzar, ya que mis brazos son largos y mis manos son grandes. En medio de tanta insistencia, un día acepté y fui para darles gusto. Ahora mire ese gusto dónde va (risas). Finalmente, lancé y, para sorpresa hasta propia, hice más distancia que tres mujeres que estaban allí y llevaban dos años practicando. Al ver eso me pareció muy chistoso. Fue una locura, pero a la vez, muy diciente. En ese momento, empecé a alternar el parapowerlifting y el paratletismo, con la convicción de que mi biotipo iba a ser más útil en la segunda. Mis amigos tenían razón.
El capítulo del parapowerlifting ya quedó atrás o la puerta sigue abierta para, en algún momento, regresar?
No, esa puerta ya la cerré por completo.
Lo preguntaba porque, semanas atrás, confirmaron que Bogotá será sede de la Copa Mundo de Parapowerlifting. Por eso, más allá de practicarlo, quisiera saber, ¿qué tanto se han abierto las puertas al deporte paralímpico?
El movimiento paralímpico ha tenido un crecimiento extraordinario en todos los deportes. Cada día tiene más auge, más personas con discapacidad se vinculan a estos procesos y cada vez se amplía el número de deportes que se practican a nivel nacional. Ha habido una enorme evolución. En el ministerio del Deporte ya nos miran de igual manera que a los deportistas convencionales.
Ahora, como deportista élite, hay una enorme diferencia en la asignación de recursos, ya que la cifra para el Comité Olímpico es exorbitante comparada con la que recibe el Comité Paralímpico, incluso habiendo igual de talento. Merecemos que sea más equitativa esa repartición. Aún así, con lo poco que nos toca, el Comité Paralímpico ha hecho una buena labor. Prueba de ello fue que, en los pasados Juegos Paralímpicos Río 2016, quedamos en el segundo puesto del país con mayor desarrollo paralímpico.
Además de la asignación de recursos, ¿qué otro problema hay que no nos permite ser el primer puesto del país con mayor desarrollo paralímpico?
Lo principal es la asignación de recursos. Por el poco dinero que le entregan al Comité Paralímpico Colombiano para ejecutar los planes y los programas, nos quedamos cortos. Lo digo porque soy la representante de los atletas y lo conozco de primera mano.
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Hay una desproporción muy marcada que nos impide desarrollar todo lo que quisiéramos porque el talento está y resultados hay. Sin demeritar, los resultados han sido mejores a nivel paralímpico que olímpico y siendo menos atletas. Debería reconsiderarse y darnos la oportunidad de tener más recursos. Ahora, no solo hablo de la parte económica, también de invertir en el desarrollo de la reserva deportiva, de los deportistas que están empezando, de la preparación académica de los mismos atletas para que, en un futuro, se apropien del sistema paralímpico, de la contratación de entrenadores, de los monitores, del equipo biomédico que necesita un atleta. Todo eso falta.
Usted está ligada a esa parte dirigencial y uno de sus objetivos es presidir el Comité Paralímpico. En caso de llegar a ese cargo, y dejando de lado lo que acaba de exponer, ¿cuál sería su bandera?
Qué buena pregunta. Si Dios me da la oportunidad, quisiera trabajar con las personas que apenas están dando sus primeros pinitos en el deporte paralímpico. Sé lo duro que es. Cuando inicié como atleta, no tenía ni para un pasaje. Fue un proceso difícil porque como en ese momento uno no ha obtenido resultados, nadie apoya y se hace más complicado el hecho de ganar.
En ese orden de ideas, le pondría el ojo a esas personas que se están empezando para, desde ahí, apoyar y abrir un programa. Sería algo similar a lo que se está adelantando en el Ministerio del Deporte con Talento y Reserva Deportiva, con el fin de garantizar que crezca el sistema y que cuando los viejitos nos retiremos, haya reemplazos de nivel.
Haciendo mea culpa como medio de comunicación, ¿cree que esa falta de apoyo también se debe a un tema cultural, social y de falta de divulgación?
Sí, los medios están quedados en darnos a conocer. Pero no son los únicos responsables. No sé por qué la humanidad tiene el concepto de que la persona con discapacidad es el pobrecito y solo vende la historia que hace llorar. A los deportistas paralímpicos quisiéramos que se nos conociera más por lo que hacemos como deportistas que por lo que nos produjo estar como estamos, en mi caso en silla de ruedas por una bala perdida. Pongo un ejemplo, ¿a Mariana Pajón le muestran la vida personal? No, a ella le muestran sus resultados en una vida deportiva y eso es lo que impacta a nivel social: la disciplina, la constancia, la lucha y un montón de valores. La sociedad y los medios de comunicación deben interesarse más por mostrar los resultados que le damos al país.
Hablando del deportista, ¿cuál ha sido su diferencial, más allá del biotipo, para conseguir estos resultados?
Creer en los propósitos de Dios. Antes de esto, mis planes eran otros. No obstante, cuando tuve una entrega a lo que Dios quisiera hacer con mi vida, fue donde crecí. He dejado que Dios haga lo que quiera con mi vida. Por eso estoy donde estoy.
Cuando empezamos la entrevista, afirmó que hay Érica campeona para rato. ¿Hasta qué edad se ve compitiendo a este alto nivel, ya que hay casos de deportistas con 50 años ganando mundiales y medallas?
(Risas). Ojalá muchos años, pero primero, hasta donde Dios quiera. Ahora, si tengo en cuenta mi proyección personal, siempre digo que hasta que llegue alguna que me baje de este puesto (risas). Pero desde que pueda hacerlo, mi cuerpo dé, tenga salud y el tiempo sea suficiente, seguiré. No me atrevo a decir que me retiraré después de Tokio o después de París 2024.
A propósito, ¿cómo va la preparación para Tokio en medio de tanta incertidumbre?
Lo que dice el Comité Organizador, que es la suprema voz, es que los juegos van. De igual manera, el Comité Paralímpico Internacional dice que los juegos van. Sin embargo, el Comité Paralímpico Colombiano guarda mucho silencio. Hasta ahora y lo poco que sé, es que sí vamos. De hecho, unos compañeros acaban de llegar de Dubái de unas clasificaciones internacionales.
El problema es que, por la pandemia, varios eventos se han cancelado, cerrando la oportunidad de abrir más cupos. A hoy, el paratletismo cuenta con muy pocos cupos. Eso a nivel personal genera incertidumbre, porque no se sabe si uno va a participar. ¿Por qué? El cupo se abre, pero es numérico y le llega al país, no a nombre del atleta. Esperar. Personalmente, tengo incertidumbre, pero me sigo preparando por si se hacen. Además, la vida no para. Si no se hacen, vienen más Olímpicos, más Parapanamericanos, más mundiales, en fin.
En caso de que los Olímpicos no se realicen. ¿Qué objetivos hay para el 2021?
A corto plazo, quiero mejorar mi marca personal en Túnez. Si hacen los Paralímpicos, ganar oro en disco. A nivel administrativo, por ahora, seguir siendo la representante por los tres años siguientes. No aspiro todavía a ser la presidenta del Comité porque estoy aprendiendo y hay muchas cosas que aún no tengo claras. Como ahorita estamos con la nueva ley del deporte, nos estamos adaptando e intentado crear clubes para formar ligas por departamento.