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Corajear para formar campeones

Los últimos metros, antes de llegar al pueblo, se me hicieron largos, las piernas empezaban a desfallecer, y la respiración cada vez iba más atropellada. Uno de ellos me animó: “¡Corajee, corajee, Pedro que ya falta el remate!”

Daniel Rincón

Boyacá, montañas y ciclismo son tres palabras que siempre van juntas. Por las carreteras que escalan entre el verde de las montañas boyacenses suelen aparecer ciclistas que, en una lucha titánica contra sí mismos y contra los accidentes geográficos, se funden durante kilómetros sobre su bicicleta. Al final de esos puertos de montaña se encuentra la gloria. 

A principios de este año tuve la oportunidad, como se me ha vuelto costumbre en vacaciones, de recorrer muchas de esas montañas en mi bicicleta. Volver a pedalear en casa esta vez tuvo un ingrediente especial, porque varios recorridos los hice con los futuros campeones que se forjan en las carreteras de Boyacá.

En una de esas salidas, en ese puerto de montaña que conecta Duitama con Santa Rosa, seguí la rueda de dos jóvenes que acababan de terminar su primer año sub-23. Me parecía impresionante la forma que mantenían para un año en el que la pandemia no les permitió muchos kilómetros de competencia. Los últimos metros, antes de llegar al pueblo, se me hicieron largos, las piernas empezaban a desfallecer, y la respiración cada vez iba más atropellada. Uno de ellos me animó: “¡Corajee, corajee, Pedro que ya falta el remate!”. Sin saber de dónde salieron las fuerzas logré coronar a su rueda. El resto del entrenamiento los veía partir a pie de puerto y, luego de varios minutos, estaban esperándome al final. Masticando pensamientos mientras escalaba me explicaba que tal vez, ante las adversidades, los ciclistas solo tenían que corajear, y que por eso estos muchachos corajearon el 2020 y veían asomar el 2021 como una posibilidad.

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Sin embargo, un ciclista no se hace solo.

Al final de esos entrenamientos llegábamos a un acogedor local al pie del mítico puerto que puso a prueba a los ciclistas en el Mundial de Duitama en 1995. Café y Ciclismo es el centro de reunión -seguramente la casa para muchos de ellos- de los jóvenes que están en el Club de Ciclismo de Daniel Rincón, cuyo lema es: “Formando Campeones”.

“El profe”, como le dicen todos a Daniel Rincón, uno de esos ciclistas profesionales de la década del 90 que selló las pocas victorias en esos difíciles años para el ciclismo colombiano en Europa, siempre nos recibía con una sonrisa y preguntando qué tal había estado la rodada.

En una de las salidas, antes de subir a la bicicleta, Daniel Rincón les habló a sus pupilos, y yo, un poco por fortuna y un poco por entrometido, escuché la charla. Les dijo que 2020 fue un año difícil para todos, pero que ni una pandemia los podía vencer. Disciplina, constancia, coraje y trabajo en equipo era lo que necesitaban para lograr lo que se propusieran ese año. “Este 2021 vamos a correr todas las carreras y válidas que se puedan. La idea es tener muy buena forma y apuntarle a la Clásica de Anapoima y a la Vuelta de la Juventud”, dijo el profe. En la cara de los muchachos que estaban ahí sentados se notaba la ansiedad por correr. Ese día salieron más rápido que nunca y apenas si vi la estela de varios en la carretera.

Daniel Rincón

El trabajo que hacen personas como Daniel Rincón con todos los ciclistas que no solo son de Boyacá, ya que a su escuela llegan muchachos de lugares como Santander, los llanos orientales y la costa Caribe, es parte de los procesos de formación deportiva que desafortunadamente en Colombia no cuentan con apoyo suficiente. Aunque del Club de Daniel Rincón han salido ya dos figuras del pelotón nacional como lo son Germán Darío Gómez (Colombia Tierra de Atletas) y Néstor Rueda (Sundark Arawak), el profe Daniel sigue empeñado en formar ciclistas que a punta de pedal encontrarán la gloria en las montañas de Colombia y, si todo sale bien, en las carreteras del mundo.

De ahí el valor de corajear, de enfrentar las dificultades en la vida y en la carretera, pedaleando y siempre con un guía y una casa como lo es el Club de Ciclismo Daniel Rincón. El ciclismo, que es camaradería y competencia se respira en el club, donde estas jóvenes promesas disputan cualquier puerto de montaña, solo por la gloria de ganarle una vez a sus compañeros de club. Mientras tanto el profe Daniel los acompaña, todo esto para formar campeones.  

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