Hace 15 días que el Everton no tenía actividad oficial. El coronavirus se ensañó con el calendario toffee, no por un brote en el equipo donde juegan James Rodríguez y Yerry Mina, sino por los contagios en sus rivales. Sin embargo, la pausa le vino bien al hombre de la zurda mágica, que se puso a punto y contra el Sheffield Wednesday por la FA Cup lo demostró.
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La última imagen de James con la camiseta del Everton había sido opaca. Tras recuperarse de una lesión que lo marginó por un mes de las canchas, su retorno no fue el esperado. Impreciso, tieso, con voluntad, pero sin fútbol, nos hizo preocupar a todos. Por eso, el nivel exhibido en la cuarta ronda del torneo más añejo del mundo nos devolvió la fe.
Dos asistencias, una de ellas a su panita Yerry, un manejo del campo al mejor estilo de Brasil 2014 y hasta una rabona que se dio el lujo de hacer estuvieron en el repertorio de James en la noche de Goodison Park. El resultado fue un mero trámite de un Everton que más que el partido, ganó en confianza.
Antes de que Dominic Calvert-Lewin abriera la cuenta, ya el Everton lo merecía. James ya le había mandado un pase delicioso a Richarlison que terminó el gol, pero que el juez invalidó al considerarlo posición adelantada. Luego, el goleador azul marcó el primero y simplificó el trámite de ahí en más.
Sorpresas en las copas europeas hemos visto últimamente. O que lo diga el Real Madrid, que hace pocos días fue humillado por el Alcoyano, extrañando a James que pudo haberle dado una mano. Pero James ya es historia en el equipo blanco, porque ahora se debe al Everton. Por eso, su prestancia se aplaude porque el Wednesday nunca tuvo opciones.
En el segundo tiempo la zurda mágica se afinó. Desde el tiro de esquina, James asistió a Richarlison primero y a Yerry Mina después para rubricar la goleada 3-0, donde no anotó, pero fue el protagonista.
Volvió el mejor James y lo celebra Colombia. Ojalá las Eliminatorias fueran mañana, pero para ello hay que esperar hasta marzo. Ojalá mantenga el nivel.