Opinión

Sentimientos encontrados en los 70 años de la Vuelta a Colombia

TEAM SUPERGIROS

El primer recuerdo que tengo con La Vuelta a Colombia se remonta a cuando estaba en primaria. Silvia, mi profesora, nos contó que al día siguiente el colegio nos daría el día libre para ver pasar la caravana ciclista que recorrería las calles de Duitama. Haciendo honor a lo ocurrido algunos años atrás en el mundial de ciclismo de 1995, Silvia nos asignó a cada uno la bandera de un departamento, que hicimos con papel para animar a los ciclistas que pasaban.

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Bajo un brillante sol, y ondeando nuestras banderas, salimos con todos mis compañeros a ver la carrera. Poco fue lo que vimos por la alta velocidad a la que pasaba el pelotón. Los ciclistas tal vez solo vieron una estela de sudaderas azules y niños ondeando papeles de colores. Sin embargo, al borde de la carretera se respiraba la adrenalina de un pelotón que varios kilómetros adelante disputaría la línea de meta.

Seguramente los recuerdos de mi infancia no se corresponden con la altura a la cual está la carrera en la actualidad. La Vuelta a Colombia ya no es lo que era antes.

Al hablar de la Vuelta a Colombia en bicicleta necesariamente se tiene que rememorar la épica del ciclismo colombiano. El primer trazado que coronó a Efraín “El Zipa” Forero en medio de un país que no contaba con una infraestructura vial y que nos dejó postales de un ciclismo en el cual no importaba la superficie, el clima, o las posibilidades de victoria, el reto estaba en llegar a meta. Hablar de la historia de la Vuelta a Colombia es, necesariamente, hablar de la historia de la pavimentación de vías en Colombia, del desarrollo de la radio en el país, y de unos ciclistas que, como escuché hace unos días en una tienda, no se merecen a sus dirigentes.

Aunque la pandemia por el Covid-19 retrasó los planes que la organización tenía de convertir La Vuelta a Colombia a la categoría 2.2 de la UCI, siempre queda la pregunta, ¿una prueba ciclística con una tradición de 70 años se merece ser 2.2? Tal vez no. Para nadie es un secreto que, de parte de la Federación Colombiana de Ciclismo, y sus respectivas federaciones regionales, hace falta mucho trabajo por posicionar tanto las carreras regionales como la que podría ser la gran prueba de nuestro país. La Vuelta a Colombia es una carrera que no se amolda a nada de lo que es conocido ni avalado por la Unión Ciclística Internacional. El trazado de la Vuelta a Colombia no se adecúa al modelo de una semana y más bien apuesta por ser una prueba de 10 días, que no tiene un día de descanso. De igual forma, y a pesar del tabú, siempre queda la duda sobre las pruebas de dopaje y las formas en las que algunos corredores llegan a esta competencia. ¿La organización está en capacidad de asegurar que La Vuelta a Colombia es una carrera limpia?

A pesar de las fallas administrativas, sobre las cuales podrían correr ríos de tinta, los corredores se dejan la piel en la carretera. Para muchos de los ciclistas del pelotón nacional, y especialmente con el panorama actual, hacer una buena presentación en La Vuelta a Colombia puede abrir la posibilidad de impulsar su carrera deportiva. Por los corredores es, en últimas, que muchos aficionados estamos viendo La Vuelta a Colombia por televisión. Corredores como Diego Camargo nos han dado la emoción, ha corrido como si no hubiese un mañana, y nos ha demostrado que tiene madera para ser parte de una nueva generación de grandes ciclistas colombianos. Si todo sale de acuerdo con el libreto, Camargo será el tercer ciclista en la historia en coronarse campeón de la Vuelta a la Juventud y la Vuelta a Colombia en un mismo año. ¡Qué forma de comenzar a escribir un palmarés!

En 1993 el historiador norteamericano David Bushnell publicó su libro Colombia, una nación a pesar de sí misma. Sin saberlo, Bushnell me da pie para decir que La Vuelta a Colombia es una carrera a pesar de sus dirigentes. Mientras tanto, los aficionados seguiremos viendo la carrera, con ojo atento a esos corredores emergentes que pedalean contracorriente, nos llenan de emociones, y nos dan la esperanza de seguir un camino de victorias hacia Europa.

Por: Pedro J. Velandia / @acerocaballito

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