En marzo de 2011, Novak Djokovic visitó nuestro país para realizar un partido de exhibición junto al español Rafael Nadal. Ahí, en un juego lleno de risas, jugadas curiosas y mucha compinchería con su compañero, 15.000 espectadores disfrutaron en Bogotá de la buena onda de estos dos jugadores. Luego, como es tradición, se vino el “ritual” de quererlos graduar de colombianos a cómo diera lugar: los acondicionaron con el kit de sombrero vueltiao y mochila autóctona y luego, espero que no haya sido así, los debieron haber llevado a comer y farrear a Andrés D. C.
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Pero hubo algo durante ese juego de exhibición que le dio a Nole un gran porcentaje de su “pasaporte colombiano”. Tras el partido con Nadal, el presidente Juan Manuel Santos apareció en el campo de juego, tomó el micrófono y procedió a saludar a los dos gigantes del tenis mundial con algo así: “Apreciados Rafa Nadal y Novas Jocovich; perdón, Jojovich; perdón, Lokovich; OK, Djokovic, gracias por estar en nuestro país…”.
Luego de tres sets, 16 games, cuatro deuces y un tie break de 21 puntos, el primer mandatario del país logró decir bien el nombre del serbio luego de cambiárselo sin pudor. Nada más colombiano que eso. Si usted es de esta gloria inmarcesible, usted siempre le cambia el nombre a alguien y más a un extranjero, y si es una mamá o tía, se lo cambia hasta a sus hijos. Es sello de calidad y ahí Novak quedó graduado.
Djokovic es un bacán y dentro del circuito mundial de tenis masculino, y como número uno del mundo, tiene una buena fama ganada por ser una persona buena onda que rara vez se sale de casillas, niega un autógrafo o es displicente al son de su fama. Juega con los caddies, hace bromas, es afable con el público, tiene un gran corazón; en sí, un buen tipo.
Nueve años después de su visita a Colombia, en tiempos de pandemia, Novak decidió organizar un torneo de tenis, un circuito por diferentes ciudades de los Balcanes y para ello invitó a otros jóvenes tenistas de la zona y de otros países de Europa. Las imágenes mostraban escenarios llenos, sol de verano, risas y bromas, juegos con niños y todo al ritmo de aglomeración, orfandad de tapabocas en las caras, abrazos iban y venían, y todo como si nada estuviera pasando.
Las autoridades lo permitieron, Djokovic lo organizó y, obvio, la gente no se perdió de un buen evento con el número uno del mundo, en pleno verano, en sí: “el plan”.
Las críticas no se hicieron esperar, pero hubo oídos sordos. Según muchos que hablaron desde tierras serbias: “Por acá el virus no pegó duro, por acá ya pasó, acá ya no está”. Mientras tanto, las jornadas del torneo Adria Tour terminaban con un remate de farras en las que se ve a Nole junto a los otros tenistas, y más gente, descamisados bailando unos con otros al son de Let’s Get Loud, de J. Lo.
Pues bien, este bicho de nombre Covid-19 castiga sobre todo la soberbia y la indisciplina; y Novak Djokojic y su esposa Jelena han anunciado que son positivos para el virus. Ellos y unas 10 personas más que hicieron parte de aquel descabellado torneo en medio de esta situación.
El serbio y los otros han dicho que fue un acto de filantropía y que de pronto sí fueron descuidados para tomar algunas precauciones. Ahí está Jocovich; perdón, Jojovich; perdón, Lokovich; OK, Djokovic, actuando como colombiano, olvidando la lección, esa que por acá muestra días sin IVA, fiestas e indisciplina en medio del ascenso de los contagios y muertes.
Ojalá te mejores, Novak, eres un bacán, pero la cagaste, saca la berraquera y mejórate, como hacemos los colombianos.
Por: @poterios