El mundo del fútbol colombiano recibió la noticia que tanto estaba esperando: retorna la actividad. Si los protocolos se cumplen, la Liga Betplay se reanudará durante la primera semana de agosto, tras el anuncio hecho por el ministro de deporte, Ernesto Lucena. Asimismo, el funcionario pregonó que la liga femenina iniciará un mes después de que lo hagan los hombres.
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- Ministro Lucena | Anunció que la liga femenina comenzará un mes después de que arranque el campeonato masculino. Se estima que las mujeres arranquen en septiembre.
La noticia fue tomada con gratitud por parte de las futbolistas profesionales. Su lucha había tenido eco, por lo menos por parte del Gobierno Nacional. Un campeonato que ha tenido piedras en el camino desde antes que comenzara la pandemia, por fin pisaba terreno fértil.
“El anuncio nos da una luz a todas las futbolistas en Colombia. Se sabe que el Ministro está enfocado en crear la liga femenina. Habrá que empezar con la fase 1, mirar los protocolos y esperar que la liga empiece en septiembre. Yo lo veo muy viable”, declara la futbolista de Independiente Santa Fe, Gabriela Huertas, entusiasmada por la promesa de Lucena. No obstante, la tierra prometida todavía está lejos de transformarse en realidad.
Los obstáculos para el regreso del fútbol femenino en Colombia
¿La tierra prometida?
La ilusión de las futbolistas no es compartida por los directivos del fútbol colombiano. El anuncio que hizo con bombos y platillos Lucena cayó mal en los mandamases, que pese al dictamen del gobierno, creen que el fútbol femenino no tiene futuro en Colombia, menos en el contexto de crisis económica acentuada por la pandemia.
“Todo el mundo pide fútbol femenino, pero nadie pauta, nadie patrocina y nadie aporta. Hoy, el fútbol femenino no es sostenible. El Ministerio del Deporte y la vicepresidenta nos apoyaron con 1400 millones, pero eso no es suficiente. Por eso le decimos a las empresas de productos femeninos que patrocinen. De lo que invertimos, no recibimos ni la mitad. No tiene taquilla, no tiene ingresos”, aseguró Tulio Gómez, propietario del América de Cali, en entrevista con Alejandro Pino.
- Tulio Gómez | Cree que el fútbol femenino no es rentable en el país y pide a viva voz que no los obliguen a tener un equipos profesionales de mujeres.
La postura del pope escarlata es compartida por la mayoría de directivos del FPC. Sin embargo, no todos lo confiesan de manera pública, pero esperan que el fútbol femenino no sea una obligación. Ellos se escudan en la crisis provocada por la pandemia, pero la actitud reacia a la implementación de una liga femenina sólida viene desde mucho antes de la aparición del nuevo coronavirus.
“Siempre es problema de dinero, con COVID-19 o sin él. El problema de que haya o no recursos depende del manejo que se le dé. A lo largo de su historia el fútbol colombiano ha mostrado que no ha sido el más preciso en el manejo de sus recursos. Es bastante complejo tener control por ese lado”, afirma Vanessa Mendoza, jugadora de La Equidad, que por fortuna para ella se trata de uno de los equipos más comprometidos con el fútbol en Colombia.
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En el contrapunteo que hay entre las futbolistas y algunos directivos del FPC, el florero de Llorente parece ser el tema de los patrocinios de la liga. Si el fútbol femenino no puede ser autosostenible, no todos los clubes están dispuestos a prestarle atención, salvo por una obligación demandada por la FIFA y la Conmebol.
“Hoy no hay una empresa que le ponga su nombre a la Liga. Nosotros los equipos que estamos en torneos internacionales estamos en la obligación de tener equipo femenino entonces lo tenemos que hacer. Eso sí, tenemos que hacerlo de manera escalonada con la A, luego la B y después la femenina”, dice el presidente del América, más resignado que otra cosa.
Un fútbol sin vitrina
Tulio Gómez y otros directivos le echan el agua a las empresas, sobre todo a aquellas que toman la bandera del fútbol femenino y claman por una liga estructurada. Sin embargo, desde el lado de las jugadoras creen que no hay disposición real desde la Dimayor para promocionar el producto. Para ellas, nadie pautará un producto que no se exhibe como se debe.
“Para que las marcas lleguen tienen que ofrecer un producto muy atractivo. Eso lo tienes cuando vendes el producto. No puedes pretender que cuando televisas un partido por fin de semana vayas a traer muchos patrocinadores. Debes ponerte en los zapatos del posible patrocinador. El día que tengamos un proyecto desarrollado de la liga femenina y que puedas ir a donde el patrocinador a decirle vamos a televisar 4, 5, 6 partidos por fin de semana, que además sea nacional, donde Junior tenga que enfrentar a Santa Fe en Bogotá, donde el Millonarios vaya a Medellín a enfrentar a Nacional, ese día los patrocinadores van a llegar”, afirma Córdoba, quien es vista como líder por sus colegas de gremio.
El pulso tiene en el Ministerio del Deporte a un mediador con poder, más con las urgencias de la pandemia. En diálogo con PUBLIMETRO, Ernesto Lucena reveló el plan para patrocinar el arranque del fútbol femenino y llevarles tranquilidad financiera a los clubes.
“No tenemos patrocinador y tenemos que buscar uno, así que no es discriminación porque no empiece al mismo tiempo que el masculino. El Ministerio pondrá 1.400 millones y la Dimayor me dijo que pondría unos recursos. Tenemos una solución financiera y una solución que también la tienen las otras Federaciones. Estamos poniendo unos recursos que no estaba utilizando, pero es el deber ser de las cosas ¿Qué pasa en caso de que la decisión en la asamblea de la Dimayor sea no realizar la Liga Femenina? Los 1.400 millones igual los tengo y no puedo dejar que la liga no se haga”, dijo sin titubear Lucena.
¿Caso cerrado? Para nada. Los clubes no solo quieren el subsidio en la competencia, sino también en el protocolo de bioseguridad para los entrenamientos.
Ellas no son carne de cañón
Los directivos no quieren enterarse de sacar dinero de su bolsillo para pagar el protocolo de entrenamiento para las futbolistas. No obstante, algunos clubes como Santa Fe tantean la logística para otorgarle bioseguridad a su plantel.
«Nos hicieron una encuesta para saber nuestros desplazamientos. Qué medios de transporte y qué rutas usamos para ir a los entrenamientos. Cada una es un riesgo para todas, más si se usa transporte público. Santa Fe quiere estar seguro», asegura Gabriela Huertas.
Pese a eso, las jugadoras no están dispuestas a retornar a los entrenamientos sin las garantías sanitarias y laborales correspondientes. La firma de sus contratos se suspendió con la llegada de la pandemia y ahora, con el virus en la sociedad, no creen seguro entrenar sin una rúbrica legal.
“En nuestro caso, el 89% de las jugadoras no hemos firmado contrato. Si autorizan que haya entrenamientos femeninos, ¿bajo qué riesgo lo vamos a hacer? No tenemos contrato, aporte a salud, pensión ni nada que nos cubra. Entonces si nos contagiamos, ¿qué hacemos?”, añade Córdoba.
Es el juego del huevo o la gallina. Ellas claman dignidad que se sustenten en derechos equitativos; los equipos, por su parte, velan por sus finanzas maltratadas aún más por la pandemia. Sin embargo, el fútbol femenino es una cuestión de convicción y en Colombia, no todos quieren subirse al barco que las futbolistas profesionales, hoy con el apoyo de Lucena, no dejan andar a la deriva.