Atrás quedó el tropiezo de la Tricolor contra Argentina en su debut. Ahora es momento de pasar la página y enfocarse en lo que se avecina. Por eso, en el estadio Alberto Mora Mora, el combinado patrio espera cambiar sus energías pensando en la clasificación.
Aunque el segundo encuentro del combinado patrio será en Armenia, el cupo al cuadrangular final del Torneo Preolímpico 2020 lo disputará en la Perla del Otún. De hecho, El Fortín de Libaré, como se le conoce al Mora Mora, fue el elegido para convertirse en la casa de la selección sub-23 en Pereira.
Muchos hablan de esa cancha, pero pocos vivieron la historia que hay detrás de ella. Así lo recuerda Gustavo Adolfo Castro, “hincha del Deportivo Pereira desde que tiene uso de razón”, como él mismo se describe.
“En el Mora Mora viví, tal vez, los momentos más emotivos de mi vida, después del nacimiento de mis hijos. Aquí reí, lloré, hice amigos del alma y, lo más importante e inolvidable, celebré muchos triunfos de mi equipo”
Inaugurado en 1943, fue el escenario que le abrió las puertas al conjunto matecaña por décadas. Incluso, el 12 de marzo de 1944, Pereira disputó su primer partido en el Alberto Mora Mora. Fue contra Guadalajara de Buga, que se impuso 6-5 sobre los locales. Sin embargo, ese inicio con derrota, por fortuna, no marcó el desarrollo de la historia.
Con el paso de los años, el cuadro pereirano tomo fuerza y llegó a dar más de una sorpresa. Basta con recordar la goleada 6-0 sobre Atlético Nacional en 1962. No en vano, el estadio se ganó el nombre de El Fortín de Libaré. Y es que, sus rivales llegaron a considerarla como una plaza difícil de visitar y donde conseguir un empate era visto como un excelente resultado.
“Por esta cancha pasaron varias figuras como Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera y Julio Cozzi. Se me escapan muchos, pero siempre les dimos la pelea. Con decirle que tuvimos nuestra época dorada gracias a los paraguayos”, afirmó don Gustavo.
El legado de los guaraníes en el Deportivo Pereira es gigante. Carmelo Enrique Colombo, figura del fútbol paraguayo, fue uno de los primeros que llegó a Colombia para defender los colores del matecaña. Detrás de él arribaron varios compatriotas. De hecho, en determinado punto hubo 13 futbolistas de Paraguay en las filas del club cafetero, unos cuantos con trayectoria en mundiales.
Todos dejaron huella en el Alberto Mora Mora. El máximo goleador en la historia del club es el nacido en Asunción, Casimiro Ávalos, con 141 tantos. Asimismo, entre 1964 y 1970, de la mano del director técnico paraguayo, César López Fretes, quien fue estratega de la selección Colombia en 1967, el Deportivo Pereira estuvo cerca de coronarse campeón del Fútbol Profesional Colombiano, finalizando en el tercer lugar en más de una oportunidad.
En El Fortín de Libaré todo fue alegría. Sin embargo, con la construcción del estadio Hernán Ramírez Villegas, en 1971, el relato cambió y tomó un giro inesperado. El club matecaña cambió de casa e hizo a un lado al Alberto Mora Mora, que vio desde la distancia cómo el equipo al que le abrio las puertas, se trasladó del barrio Kennedy a la Villa Olímpica.
“El Mora Mora siempre lo llevaremos en el corazón. No importa de qué generación sea, a uno siempre le han hablado de este estadio y de lo que consiguió nuestro Pereira ahí. Falta una alta inversión para remodelarlo, porque ya se ve viejo, deteriorado y hasta dejado”, expresó Jeisson Andrés Rubio, un joven de 26 años cuya familia ha vivido por más de 60 años en el barrio Kennedy.
Luego de la remodelación del Hernán Ramírez Villegas para el Mundial Sub-20 de 2011, se convirtió en la nueva casa del matecaña, relegando al Mora Mora, que tan solo en algunas ocasiones recibió la visita de su amado Deportivo Pereira para algunos juegos de Copa Águila.
Actualmente, la selección Colombia Sub-23 hace uso de sus instalaciones para llevar a cabo las sesiones de entrenamiento a cargo del director Arturo Reyes. Y si bien para algunos parece imposible que el Pereira regrese al Mora Mora, más después de conseguir el ascenso a Primera División, ciertos hinchas como Gustavo Adolfo Castro se aferran al milagro y a la popular frase de: ‘El buen hijo siempre vuelve a casa’.
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