La idea del retiro venía rondando desde hace un tiempo, pero se había postergado en repetidas ocasiones. ¿Cómo fue la preparación para tomar esa decisión?
No fue fácil. La planeación de retirarme venía de un tiempo atrás. Hace más de cuatro años empecé con mi esposa a hablar del tema. Cuando llegué a los 41, me di cuenta de que era el momento de para empezar a planearlo. Eso no es de un día para otro. Además, queríamos hacerlo bien. Por eso, planeamos dos campeonatos mundiales más y empezamos a coordinar esos proyectos que queríamos terminar antes del retiro. Luego le pusimos fecha y la cumplimos. Aunque debo resaltar que, para tomar la decisión, ayudó que en 2018 tuve un par de lesiones y la recuperación fue bastante dura. De hecho, fue la primera vez en 21 años de carrera que quedé afuera del top 10 en el mundo.
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¿Cómo fue esa lesión?
Tuve un accidente superpendejo. Me tropecé y me caí. Uno sube a unos acantilados complicados y gigantes para saltar, en ese momento me paré y, tristemente, me tropecé y caí de cabeza a un hueco. Me volví nada. A raíz de eso tuve otra lesión, así que la recuperación fue difícil y larga. Estuve por fuera casi el resto de la temporada 2018, lo que facilitó la decisión del retiro. En 2019, me recuperé y salté muy bien. De hecho, en el mundial, mis amigos me insistieron para que no me retirara, pero ya la decisión estaba tomada. Lo bueno es que ya tenía un plan para lo que venía.
Comentó que el libro High Diver, mi vida por el salto perfecto hace parte del paquete de retiro, ¿qué otras cosas están incluidas?
Son muchas. Estamos terminando un documental de mi vida, cuya grabación empezó en 2002, así que ya van casi 18 años de material. También estamos trabajando en entrevistas y demás para hacer un proyecto muy bonito, que luego lo sabrán. Queríamos que me retirara en uno de los eventos de Red Bull Diving, ya que ha sido la marca que me ha apoyado durante 21 años, y se logró. Fue en España, donde me quieren muchísimo. Además, cumplí años. Así que todo se juntó para que fuera inolvidable.
¿Qué encontrarán sus seguidores en el libro?
El objetivo era contar un poco de esa larga trayectoria y mostrar todo ese material fotográfico que se creó a través de los años.
¿Es imposible concebir su día a día sin el deporte?
Fue un proceso complicado porque retirarse de lo que uno ha hecho toda la vida no era fácil, pero creo que lo he hecho de la mejor manera. Igual me retiré de la competencia, pero no he dejado de saltar. Es más, espero nunca dejar de hacerlo.
¿Cómo ve los clavados de altura como deporte en Colombia y qué se debe mejorar?
En clavados de altura estoy 100% metido y vamos muy bien. Tenemos dos clavadistas que competirán este año a nivel élite. María Paula Quintero estará en todos los eventos del año porque clasificó en el top 8 mundial, lo que es para aplaudir y demuestra que hay potencial. De igual manera, Miguel García también dirá ‘presente’ en varias de las competencias de 2020. Por ese lado vamos bien. Sin embargo, se debe aclarar que todo se ha conseguido como se ha hecho casi todo en Colombia, con las uñas. La fortuna mía fue que Red Bull siempre me apoyó y eso me permitió sobresalir de otra forma, pero con ellos ha sido, totalmente, diferente. Lo hemos manejado de otra forma.
¿Qué se debe hacer ante la falta de apoyo para que no se termine el sueño de ellos y otros más que vienen por buen camino? ¿Cómo podría aportar?
Construiré un centro de entrenamiento en Cali, que lo manejaré personalmente, y donde trabajaré y prepararé a las personas. Eso nos da una herramienta que no tiene nadie. La idea es trabajar con el equipo colombiano, pero en especial globalizar el deporte, es decir, que los países que no tienen acceso a unas instalaciones tan grandes, vengan, se preparen y conozcan. No nos podemos quedar con lo que hizo Orlando Duque y ya. Los que vienen tienen que prepararse para ser grandes.
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¿Cuál es la ciudad potencia de Colombia en clavados de altura?
Cali. La mayoría de los que han competido a un alto nivel han sido caleños. Tuve la fortuna de sobresalir más, pero hemos tenido equipo completo en mundiales. Por esa razón considero que Cali está un poco más adelante que las demás ciudades. Asimismo, eso es lo que me motiva para hacer campamentos y que vengan deportistas de otras ciudades. Si lo vamos a hacer con otros países, la lógica es que también se haga adentro de Colombia para fortalecer a la selección.
De todos los clavados, ¿cuál fue el que más marcó su vida tanto en lo personal como en lo profesional?
El de la Antártida. Fue el más complicado desde la logística y la seguridad. Era desconocido porque se hizo por primera vez. Cuando terminé de saltar, fue maravilloso. Además, sentí que cumplí un ciclo porque con ese salto, me convertí en la primera persona que saltó en los seis continentes. Fue de esos proyectos que nunca olvidaré. Además, me demoré años en la planeación. Razón por la que cuando lo logré, fue lo más increíble que hice.
Todo apunta a que en 2024, este deporte será incluido en los Olímpicos, ¿esto motivaría a que desista del retiro y regrese para cumplir ese sueño o es un adiós definitivo?
No creo que vuelva. Si los clavados de altura entran a los Olímpicos, en 2024 ya estaría sobre los 50 años y no creo que llegue hasta allá. Parar y volver a empezar es de lo más complicado. De hecho, me pasó con la lesión que le conté. Ahora el proceso que quiero es otro. Quiero estar desde afuera, apoyando a los deportistas, asegurándome de que la primera participación de Colombia en clavados de altura en los Olímpicos sea un éxito total. Sí da un poco de nostalgia no poder estar ahí, pero de seguro estaré desde el otro lado.
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