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Rugby femenino: un try contra la indiferencia

Como se esperaba, Antioquia dominó el rugby femenino en los Juegos Nacionales Bolívar 2019; sin embargo la historia de La Guajira, que logró su primera medalla gracias a este deporte, refleja la lucha de un deporte que ya le da glorias al país pero que poco respaldo tiene para sus deportistas.

Días antes de que se iniciaran las competencias de los Juegos Nacionales Bolívar 2019, las integrantes de la Selección de Rugby de La Guajira tambaleaban entre la tristeza y la angustia: no sabían si su Gobernación les brindaría los fondos para viajar a los Juegos Nacionales Bolívar 2019, la máxima competencia deportiva en el país.

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Se prepararon por tres meses, practicando todas las tardes en las playas de Riohacha. Con escasos y desgastados balones, construyendo los arcos con tubos de PVC sobre la arena, superando las inundaciones y las infecciones, clasificaron de manera directa a los Juegos.

La Guajira, como una de las promotoras principales del rugby nacional, tiene entre sus filas a Carmen Ibarra, mejor jugadora de Sudamérica en el 2018, y tres en la Selección Colombiana de Rugby 7 que disputó el Seven Sudamericano Femenino este año, el equivalente en el fútbol a la Copa América.

Pero esto no fue suficiente para la administración departamental, que se negó a apoyar a sus deportistas. A pesar del llanto de algunas y la frustración de otras, el equipo entendió que a la Gobernación no le importaba sus victorias ni tampoco el fortalecimiento social que han consolidado en más de 15 años de trabajo.

“Tristemente a los deportistas nos tienen relegados. Los repetidos cambios en la Gobernación nos han complicado la financiación. Ningún gobernador ha podido asegurarnos recursos y el último nos dejó a nuestra suerte”, explica Simeón González, presidente de la Liga de Rugby de La Guajira.

El equipo se vio obligado a arañar recursos, para no frenar su proceso y evitar una sanción por parte del Ministerio del Deporte. Entre amigos y familiares recogieron fondos, que bastaron para llevar a una delegación reducida: 12 jugadoras, una asistente administrativa y el entrenador (que cumple el rol de médico, psicólogo y hasta aguatero). En promedio, un equipo viaja con un total de 20 personas.

Un torneo sin sustento

En el país hay 12 ligas de rugby oficiales y se busca consolidar un campeonato profesional masculino en el 2030. En el caso de las mujeres aún no existe una liga semiprofesional, como lo es el Super 20.

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“Falta tiempo, pero ya tenemos tres patrocinadores, un convenio con un canal de TV y ya se está haciendo la primera franquicia masculina (equipo) llamada Cafeteros Pro, que participará en la Sudamerican and American Rugby League cuando se tenga una competencia profesional local”, explicó Andrés Gómez, presidente de la Federación Colombiana de Rugby (FECORUGBY).

A esa falta de tiempo también se suma el poco compromiso gubernamental en las regiones. La Guajira es uno de los ejemplos más evidentes, pero no es el único.

Risaralda y Norte de Santander no tienen infraestructura acorde a su desempeño, objetivos y logros. Esta última delegación, por ejemplo, es la que está constituyendo la base de la Selección Colombiana de Rugby Femenino Sub-15.

https://twitter.com/bolivar_2019/status/1197644107033849857

“Hace 3 años nos prometieron una cancha, y aún la estamos esperando. A los deportistas les toca entrenar sobre la tierra y la maleza, con el riesgo permanente de lesionarse. Nuestro campo no tiene las mismas dimensiones con las que competimos y eso está afectando nuestro rendimiento”, dijo William León, director deportivo de la Liga Nortesantandereana de Rugby.

En los Juegos Deportivos Nacionales, Norte de Santander perdió los tres partidos de la fase de grupos, con 12 puntos a favor y 70 en contra. Estos resultados reducen su visibilidad y no les ha permitido exaltar las labores sociales que desempeñan en el departamento. Desde el 2016 trabajan en el proyecto Prevenir Primero, que protege los derechos de más de 1100 niños y jóvenes de comunidades vulnerables del Catatumbo y otros 11 municipios. Así mismo, por su trabajo de más de 12 años han surgido grandes figuras del rugby, como lo es Andrés Zafra, primer rugbista colombiano en llegar a una liga profesional europea.

“Merecemos que nos reconozcan los esfuerzos. Ya disputamos mano a mano con otras ligas, nutrimos las bases de Coldeportes y unos 2 mil niños del departamento están encontrando un complemento para su proyecto de vida, así no haya los recursos suficientes. Esperamos que la Cancillería, con la que veníamos trabajando, sea un estímulo para que la institucionalidad apoye nuestro deporte”, dice Paola Andrea Pereira, directora administrativa de la Liga de Norte de Santander y promotora de Prevenir Primero.

Antioquia venció en estos Juegos Nacionales a Norte de Santander con marcador de 34 a 5 en los Cuartos de Final y más tarde perdió con Santander 14 a 12, relegándolos al penúltimo lugar de la competencia.

Persiste la esperanza

Una de las razones de la falta de apoyo a las Ligas es el poco conocimiento que se tiene del rugby en Colombia. A pesar de que en departamentos con grandes recursos como Antioquia hay procesos deportivos de 30 años, solo hasta ahora se empieza a masificar el reconocimiento de este deporte.

Entre los últimos logros de la Selección Colombia, apodada Las Tucanes, se encuentra un título del Seven Sudamericano Femenino en el 2015; la clasificación a los Olímpicos de Río en el 2016, siendo los primeros representantes de este deporte en la historia de Colombia; un cuarto puesto en los Olímpicos de la Juventud del 2018 y una medalla de plata en los Juegos Sudamericanos en Lima 2019. En junio del próximo año disputarán el Torneo Preolímpico Mundial Femenino gracias a esa medalla.

La selección Colombia femenina de rugby, Las Tucanes, ocupa en este momento el puesto 38 en el ránking mundial de este deporte. Son las mejores sudamericanas de la tabla, por encima de Brasil y Argentina.

Este crecimiento se ha dado por la relación de mutuo beneficio entre clubes y la Selección, pero no es suficiente. Maria Camila Lopera, jugadora de Las Tucanes y de la delegación de Antioquia, señala que deben fortalecerse los torneos nacionales para aumentar la competitividad de las jugadoras. “Nosotros no somos solo jugadoras de Selección sino también de clubes, y les brindamos conocimientos a todas las chicas con las que juguemos en el país”, explica Lopera.

Para lograrlo, las deportistas están defendiendo los valores que promueve el rugby, a pesar de que persistan las carencias económicas y otras problemáticas. La humildad, el respeto y la solidaridad priman ante las dificultades y el olvido.

“A la gente le falta practicarlo y conocerlo para que vea que el rugby no es violento, cada vez se vuelve más técnico”, afirma Lopera. “Algo muy bonito es que uno no puede revirarle al juez o agredir a otros”.

Entre los departamentos destacados se encuentra Antioquia, que cuenta con 15 clubes que están en permanente crecimiento. Athalantas RC, donde se desempeña Lopera, pasó de 7 a 33 jugadoras en los últimos 4 años, tal como lo afirma Daian Avendaño, coordinadora del club.

Este crecimiento también se está dando en el Valle del Cauca y Bogotá, producto de largas tradiciones y la adecuación de espacios. Por ejemplo, en la capital hay al menos 100 canchas sintéticas que sirven para la práctica de rugby y fútbol.

“No importa si llueve o no, estas canchas siempre están disponibles y eso es bueno para cualquier equipo, porque uno planifica los entrenamientos de manera certera”, explica Juan Fernando Román, entrenador de la delegación bogotana.

Román considera que este modelo debería replicarse, pues en países potencia como Argentina y Francia están construyendo canchas sintéticas, que reducen la irregularidad del terreno, previenen las lesiones y mejoran su rendimiento.

La falta de interés y aficionados, sumado a la inconsistencia de apoyo gubernamental y un torneo local sin consolidar, obstruyen el desarrollo del rugby, en especial el femenino. Solo participaron 8 de las posibles 35 delegaciones inscritas en los Juegos Nacionales, de las cuales a la final llegaron las que tienen mayor músculo financiero y tradición: Bogotá y Antioquia.

La Guajira finalizó tercera, al ganarle a Risaralda por 10 puntos contra 5. Llegó a Cartagena con las uñas y se va con mucha garra. Antioquia ganó el oro tras dominar a Bogotá con marcador de 36 – 0, revalidando los esfuerzos que se hacen por el deporte en esta región.

Por: SERGIO BRICEÑO Y JUAN NICOLÁS BARAHONA /Estudiantes Universidad de La Sabana

 

 

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