Arabia Saudita es un país particular. El reino de aquella parte del mundo tiene otra cultura, acorde a la religión predominante de la región en Medio Oriente. Allá, las mujeres tienen derechos restringidos, algo con lo que occidente lucha y tal vez el deporte sea la vía que permita reducir la brecha del machismo en dicho lugar.
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El dinero que se maneja en terreno árabe ha conseguido llevar varios eventos de elite a dicha nación. En los últimos meses se confirmó la llegada del Rally Dakar a partir de su próxima edición. Asimismo, la WWE hizo dos de sus eventos Pay-Per-View en ciudades árabes y la última adquisición es la Supercopa de España, por la que pagaron 120 millones de euros por tres temporadas.
Los deportes occidentales exigen para trasladar sus eventos allí mayor igualdad de género. La lucha libre tuvo por primera vez una batalla femenina, en la que para los organizadores fue sinónimo de igualdad. Las peleadoras, Natalya y Lacey Evans, se fundieron en un abrazo al finalizar el combate y se fueron contentas de Arabia con haber conseguido achicar la brecha.
“Me honra ser parte de este evento histórico y de poder actuar frente al Universo WWE en Arabia Saudita para abrir puertas que nunca antes se habían abierto”, manifestó Lacey Evans al finalizar la lucha.
La estrategia de Arabia Saudita para lavar su imagen por medio del deporte
El siguiente paso lo dio la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) al vender la Supercopa con la condición que las mujeres vayan como quieran ir vestidas a los partidos que disputarán Barcelona, Atlético, Real Madrid y Valencia, en enero en Yeda. Dicho atributo es prohibido por ley ya que los guardianes (pareja, papá, hermanos) son quienes deciden cómo van vestidas las mujeres a cualquier evento público.
Ante esto, muchas son las voces a favor y en contra. Allí mismo en España, creen indignante llevar un torneo oficial a una nación que no solo atropella los derechos de las mujeres, sino también de homosexuales y niños.
Falta mucho, pero parece un inicio para conseguir una igualdad que sigue siendo utópica, pero por el deporte lo es un poco menos.
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