La final de la Copa Libertadores en Santiago pende de un hilo. La crisis social y de orden público que vive la capital de Chile sumen al partido en la incertidumbre. Aunque el gobierno que preside Sebastián Piñera asegura que brindará garantías, Conmebol sopesa planes alternativos.
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El máximo ente del fútbol sudamericano respaldó una vez más a Santiago como sede. Tras las declaraciones de la ministra de deportes chilena, Cecilia Pérez, ratificando la realización del evento, la Conmebol trinó considerando que será una oportunidad para reconciliar al pueblo chileno.
Sin embargo, la organización quiere tener planes de emergencia por si la situación social no se modifica en los próximos días. Y ya los tiene.
En el seno de River Plate y Flamengo ya manejan las sedes alternativas, aunque cambiar el escenario de la final, de ocurrir, será un auténtico dolor de cabeza.
La primera de las posibles sedes suplentes se cae de maduro. Asunción, con los estadios Defensores del Chaco y La Olla, son la carta bajo la manga de la Conmebol. No obstante, ninguno de los dos escenarios tiene la capacidad similar al estadio Nacional de Santiago, lo que genera inconvenientes.
Además de las entradas repartidas entre los clubes finalistas, Conmebol ya se comprometió con accesos de protocolo, algo que no quiere ver afectado con un cambio de sede. La mayoría de las «entradas neutrales» fueron cedidas a agencias turísticas chilenas quienes ya las comercializaron.
De ser necesario, el estadio La Olla de Cerro Porteño tendrá asumida la logística para que River y Flamengo jueguen allí. El nuevo estadio del Ciclón de Barrio Obrero albergará la final de la Copa Sudamericana, dos semanas antes.
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Otras sedes que manejaba la Conmebol eran Montevideo y Lima. Sin embargo, ambas fueron descartadas en Luque por diversos motivos. En Uruguay habrá segunda vuelta electoral el 24 de noviembre, un día después de que se deba realizar la final de la Copa Libertadores. Por tal motivo, el estadio Centenario ha sido descartado.
El caso con el estadio Nacional de Lima es diferente. Las relaciones entre Conmebol y Perú no son las mejores, mucho menos después de que el ente le sacara la realización de la final de la Sudamericana.
Tanto River como Flamengo ya le informaron a Conmebol que es inviable aceptar jugar en Argentina y Brasil. Ninguno de los dos finalistas quiere perder esa condición de neutralidad, descartando otras dos sedes que se manejaron, Córdoba y Porto Alegre.
Colombia, ¿posible sede de emergencia de la final?
Ante ese escenario, Colombia sumó algunos adeptos. Sin especificar sede, las buenas relaciones entre la Federación Colombiana de Fútbol y la Conmebol hicieron que alguien deslizara en Luque la posibilidad de que se juegue en territorio cafetero. De ser así, solo Barranquilla, con 47.000 espectadores, estaría en capacidad de organizar tal espectáculo.
Sin embargo, ninguna de las sedes nombradas es la preferida por Conmebol para ser la sede de la final, en caso de que Santiago no la realice. En la Confederación otra vez piensan sacar la final de la jurisdicción, aunque por lo menos no del continente.
El Hard Rock Stadium de Miami es el escenario que algunos directivos manejan para trasladar el partido del día 23 entre River y Flamengo. Con capacidad para 75.000 espectadores, la ciudad de Estados Unidos está dispuesta a albergar la final, si Conmebol decide arrebatársela a Santiago.
A poco más de tres semanas para que ruede el balón, la incertidumbre de la sede de la final reina en el torneo más lindo de Sudamérica. Como hace un año, la Copa Libertadores está en jaque, pero de que se juega, se juega.
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