“No existen cosas imposibles, sino hombres incapaces”. Esta frase tan conocida, pero poco aplicada, es la filosofía de vida de dos hombres que en territorio cafetero dieron una cátedra de que no existen impedimentos para hacer realidad los sueños.
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Luis Figueroa Delgado, a pesar de sus 69 años, terminó las siete desgastantes etapas de La Leyenda del Dorado. Eso sí, no fue fácil: “Duré más de nueves meses preparándome, llenos de sacrificios y tantas cosas que implican la práctica del ciclomontañismo”.
Don Luis, como lo llaman, es una persona de retos y así quedó en evidencia. Si bien lo máximo que había alcanzado antes de esta carrera eran 3500 metros sobre el nivel del mar, no hubo pretexto para ascender los 4700 del Nevado del Ruiz, donde se llevó a cabo la etapa reina: “Siempre quiero superarme. Perfectamente pude haber escogido otro tipo de pruebas, en sitios de menor altura y donde no presentara dificultades respiratorias, pero escogí este. Me reté y me voy feliz por haber cumplido. Créame que esto no lo hace cualquiera”.
Así también lo entiende su compañero de equipo, Nelson Cardona Carvajal. Este manizaleño cuenta con la distinción de haber subido las siete cumbres (Kilimanjaro, Elbrús, Carstensz, Everest, Aconcagua, Denali y Vinson) con una prótesis. Por eso, su discurso no cambia: “El ser humano siempre busca retos. De hecho, el día que dejen de existir, se pierde la emoción de vivir. Lo que hacemos en La Leyenda es volvernos mecanismos de inspiración y motivación para muchos. Cuando lo ven a uno en esta circunstancia física, subiendo hasta por allá, ahí dicen ‘si este señor puede con una sola pierna, por qué no voy a poder con dos’. Es en ese punto donde terminan con las disculpas y excusas”.
Y es que tanto Luis como Nelson son conscientes del papel tan importante que juegan: “Esto que hago es un bonito ejemplo para mi familia y la juventud, que requiere de este tipo de personas para salir adelante”. Incluso, la admiración entre ellos es gigante. Razón por la que Cardona no se guardó ningún elogio para su compañero: “Lo veo como una inspiración y un hombre que sabe. Es un trotamundos. Quiero llegar a esa edad haciendo ese tipo de cosas y estando física y mentalmente apto. Me gustaría que mis hijos y nietos me recuerden como ‘mi abuelo es tremendo, parece biónico’, que lo vean a uno como algo especial”.
Es así como, teniendo en cuenta esta motivación, ninguno de los dos ha pensado en abandonar el ciclomontañismo. Por el contrario, don Luis, más allá de su edad, quiere seguir con esa pasión para siempre: “Este deporte me ha dado unos momentos y unas vivencias únicas y extraordinarias. Los paisajes tan hermosos que he conocido en cada carrera son recuerdos que llevo en el corazón. Además, las amistades que he conseguido como la relación con Nelson fueron gracias al ciclomontañismo”.
Asimismo, Nelson Cardona no baja los brazos y va por más. Después de conquistar las siete cumbres, tiene como objetivo escalar el Mont Blanc y el Matterhorn junto a su esposa, ya que como referente, sueña con seguir siendo ejemplo para muchos: “Al principio no me creí el cuento porque no pensé que fuera a tocar a tanta gente. Ahora veo que tengo una misión bastante especial. Recuerdo que en Salamina, un niño se me acercó y me dijo: ‘Te estaba esperando’. En ese momento no entendía nada y le pregunté: ‘¿Por qué?’. Cuando me respondió: ‘Porque quiero ser un ciclista y deportista como tú, ¿por qué no me firmas un autógrafo?’. Fue ahí donde me convencí de que en realidad tengo una razón de ser. Cómo es posible que un niño de nueve años salga con esas cosas. Uno queda impactado. Por eso quiero seguir siendo referente de muchas comunidades, sociedades y demás”.
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