Es el sueño de Gianni Infantino. El suizo, de ascendencia italiana, quiere ampliar el negocio del fútbol y modificó el Mundial de Clubes.
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Lo que era un secreto a voces se confirmó en el consejo de la FIFA, que se realiza en Miami: El Mundial de Clubes será cada cuatro años y con 24 equipos. El torneo orbital, reformado en su formato, comenzará en 2021.
Resta saber cuáles serán los equipos clasificados y cómo se reparten los títulos. Sudamérica tendrá a los campeones de la Copa Libertadores, pero lucha porque los de la Sudamericana también tengan cupo.
Sin embargo, ni bien Infantino lo anunció en rueda de prensa, desde Europa se rehusaron.
Equipos europeos anuncian que no participarán en el súper Mundial
La Asociación de Clubes Europeos (ECA) ha enviado una carta a la UEFA para subrayar que ninguno de sus 232 miembros está dispuesto a participar en el nuevo Mundial de Clubes que promueve el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Según publica este viernes el diario alemán «Süddeutsche Zeitung», la misiva está escrita en términos muy explícitos y suscrita por presidentes y vicepresidentes de 15 clubes del continente, entre ellos Real Madrid, FC Barcelona, Bayern de Múnich, Juventus, París St-Germain o Manchester United.
«Estamos firmemente en contra de cualquier potencial aprobación de un Campeonato del Mundo de Clubes reformado en este momento y confirmamos que ningún club de la ECA participaría en una competición de este tipo», afirma el texto.
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A su juicio, cualquier versión de este «mundialito no sería aceptable» para los clubes europeos, dadas «las actuales competiciones y el calendario de juego fijado hasta 2024».
Por eso, los equipos europeos solicitan a la FIFA que «posponga cualquier decisión sobre el campeonato del mundo de clubes «hasta que las legítimas preocupaciones e intereses de los clubes europeos sean atendidos de forma apropiada».
Infantino trabaja desde hace meses en este proyecto, que este viernes va a tratar el Consejo de la FIFA en su reunión de Miami y que cuenta con el respaldo de inversores asiáticos y árabes, dispuestos a desembolsar hasta 25.000 millones de dólares (22.100 millones de euros) para ponerlo en marcha.