Dos integrantes de la selección Colombia sub-17, una de ellas menor de edad, presentaron denuncias ante la Fiscalía General de la Nación por acoso sexual y laboral durante las concentraciones previas al Mundial de Uruguay, celebrado en noviembre de 2018. Didier Luna, director técnico del equipo nacional; y el preparador físico Sigifredo Alonso, fueron señalados en las investigaciones que se adelantan.
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Para Laura*, mayor de edad, el acoso empezó con piropos insistentes: “Estás muy linda, hermosa”. Hasta que el técnico supuestamente le propuso ir más allá. “Me dijo que quería tener algo conmigo y que podía llevarme a cosas muy grandes en el fútbol”. Ella se negó, y entonces empezó el acoso laboral. “Me sobrecargaba de trabajo, no me dejaba hablar en las reuniones, me gritaba. En un momento le pregunté si tenía quejas, y me respondió que era personal y que asumiera las consecuencias”, contó.
La afectada recibió después amenazas telefónicas: “Cuando se supo de las acusaciones, una persona desconocida me llamó a decirme que tuviera cuidado porque iban a enviar a la gente más dura de la Federación Colombiana de Fútbol a investigar, y que en tres días se sabría si había sido yo. Eso se llama coacción”, dijo. Laura apenas se recupera de las secuelas psicológicas.
Describe una etapa de sanación tras su paso por el equipo, que ocurrió entre diciembre de 2017 y marzo de 2018. Luego de estos hechos, nunca la volvieron a llamar al equipo, aunque acudió “a los entes internos y a mis jefes directos de la Federación” para denunciar lo ocurrido.
Como en otros casos conocidos por La Liga Contra el Silencio, las acusaciones fueron archivadas o ignoradas, y la presunta víctima fue apartada de su trabajo. La segunda afectada por el posible acoso sexual era menor de edad en enero de 2018.
“En la Federación —dijo Laura— se dieron cuenta de que era tan grave la denuncia que hizo el papá de la jugadora que decidieron sacar al acosador, Sigifredo Alonso, que era el preparador físico. Pero de todas formas quedó el director técnico, un tipo que tenía ciertas actitudes con las niñas, como cogerles la cola, intentar besarlas, escudándose debajo de una figura paternal. Un chantaje psicológico por el cual muchas de ellas no han hablado todavía”.
Todo sucedió en la sede de la Federación Colombiana de Fútbol, en Bogotá. La Liga llamó al técnico Didier Luna: “No he recibido notificación oficial de ninguna investigación por parte de la Federación ni de nadie”, dijo. Sin embargo, admitió que conocía las denuncias. “Durante las concentraciones para el Mundial del año pasado sí hubo unos comentarios, pero oficialmente no hubo nada. Y yo a los comentarios no les pongo mucha atención. Cuando la cosa es oficial ahí sí le pongo cuidado”.
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También negó cualquier problema con un preparador físico al cual debió retirar de la selección antes del Mundial. “No, señor. Que yo sepa, no”.
A las denuncias sobre chantajes económicos, abuso laboral y desidia por parte de la Federación Colombiana de Fútbol, publicados la semana pasada por La Liga, se suman estas dos denuncias de acoso sexual.
Un reportero deportivo explicó que en la carrera de las jugadoras no es raro ver “cierto tipo de cambalaches: ‘Yo la tengo en cuenta, pero deme plata’. He oído también de casos de soborno sexual”. “Y a nivel de clubes la situación es, posiblemente, peor”, dijo una de las jugadoras históricas de la selección. Según ella, se trata de futbolistas con escasa educación que desconocen las herramientas para denunciar; o que sencillamente toleran el acoso para ganarse la titularidad y surgir en sus carreras.
Cuenta una futbolista que el exseleccionador nacional Felipe Taborda le pidió jugar la Copa Libertadores Femenina con Generaciones Palmiranas, club fundado por él. Allí conoció al “profesor” Berley Villa. En un principio trabaron amistad porque Villa había estado en Bucaramanga “viendo jugadoras”.
Pero en las concentraciones todo cambió, dijo la futbolista, que ha formado parte de la Selección Colombia. Primero hubo “comentarios e insinuaciones”. Luego, según ella, el trato cambió: “Cuando me estaba haciendo masajes empezaba a decirme ‘Ey, tienes muy bonitas piernas’. Todo eso era para intimidarme. Hasta que llegó el momento en que yo tuve que explotar y le dije que no era su muñeca y que él no me iba a utilizar”.
Las jugadoras Melissa Ortiz e Isabella Echeverri, ambas radicadas en Estados Unidos, han lanzado una campaña por redes sociales con el hashtag #menosmiedomasfutbol. Laura dijo que se animó a hablar después de ver los videos de las jugadoras que han denunciado la precariedad en la que trabajan. “Yo decidí tomar fuerza y salir a contar mi historia porque ya estoy recuperada. Es una historia fuerte, pero que creo que se debe conocer”, dijo.
Ni la Federación Colombiana de Fútbol ni la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) han respondido a las denuncias que han circulado por medios nacionales e internacionales. Álvaro González Alzate, segundo vicepresidente de la Federación, se defendió en una entrevista con el diario El Tiempo: “Jamás en los 36 años que llevo de dirigente he conocido una queja o una denuncia o un reclamo de que los técnicos de las selecciones femeninas les hayan cobrado a las jugadoras por alinearlas o por convocarlas. El directivo que más ha estado con los equipos femeninos en el exterior soy yo, y jamás recibí una queja de esas y tampoco ningún otro delegado de esos equipos como lo han sido Alejandro Hernández, César Guzmán o Elkin Arce”.
Sin embargo, varias jugadoras aseguran que sí informaron a los directivos. Pero nunca recibieron respuestas.
*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad de la fuente.