El dolor de cabeza para el conjunto verdolaga gira en torno a la contratación de un director técnico que demuestre estar a la altura. Ni Juan Manuel Lillo ni Jorge Almirón dieron los resultados esperados. Por eso, ahora depositaron su fe en un brasileño campeón de Libertadores en dos ocasiones y ganador de un Mundial de Clubes en 2005. Sin embargo, la pregunta del millón es: ¿su estilo de juego se adaptará a la nómina del conjunto antioqueño? ¿Convencerá y enamorará rápidamente?
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La evolución del entrenador es bastante evidente. En sus inicios utilizó un esquema 4-5-1. Sin embargo, con el paso del tiempo, cambió. En su recordado São Paulo saltaba a la cancha con tres centrales, dos carrileros y dos delanteros. Bajo este planteamiento consiguió varios éxitos, llevando a pensar que no se reinventaría. Pero no fue así. Con el Ludogorets, último equipo que dirigió, hacía uso de un 4-2-3-1.
Lo cierto es que, fiel a la historia brasileña, el estratega suele jugar demasiado con los laterales y extremos. En este caso, Déiver Machado, Helibelton Palacios, Jeison Lucumí, Vladimir Hernández y Yerson Candelo serán piezas fundamentales. Así mismo, en el mediocampo está el equilibrio de sus conjuntos. Para ello, Jorman Campuzano, Gonzalo Castellani y Aldo Leao deberán sacar a relucir todas sus cualidades. Y es que, su función no solo será recuperar, sino también manejar y distribuir balones.
Hasta ese punto no hay dificultades. Sin embargo, en el ‘9’ de área comienzan las dudas. Autuori suele utilizar futbolistas corpulentos, que pivoteen y aguanten pelotas. En esa posición, los verdolagas solo cuentan con Omar Duarte y Carlos Rivas, quienes no cuentan con dichas características. Razón por la cual, de seguro, se contratará un referente de ataque.
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