Este River tiene carácter, tiene temperamento, tiene juego y también tiene café por sus venas. Es el candidato a vencer en América y en gran parte a su plantel, en el que lucen dos colombianos. Anoche, frente a Independiente de Avellaneda, fueron las figuras estelares.
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El 0-0 de la ida dejaba todo abierto y a los entrenadores pensando en cómo sorprender al rival. Marcelo Gallardo se la jugó por tres delanteros, dudando a quien dejar por fuera entre Rafael Santos Borré, Lucas Pratto e Ignacio Scocco. El que pagó los platos rotos de la decisión fue Juan Fernando Quintero, quien esperó en el banco, pero con la promesa del ‘Muñeco’ de ser protagonista si el partido lo requería y vaya que lo fue.
En el primer tiempo, los dos equipos fueron cautelosos, más allá de que el peso del partido pasó por River, más que por el ‘Rojo’ de Avellaneda. Los goles se guardaron para la segunda mitad.
Lo más destacado de la etapa inicial fue una falta no cobrada en el área local, que hubiera favorecido a Independiente. El árbitro brasileño Anderson Daronco no lo consideró así, pero tampoco tomó la decisión de recurrir al VAR, algo que criticó el equipo visitante de principio a fin.
Comenzó la parte complementaria y ahí el ‘Millonario’ pegó primero. Una inmensa jugada de Santos Borré dejó en posición anotadora a ‘Nacho’ Scocco, que con clase definió ante el portero Martín Campaña.
River tuvo el segundo gol en los pies de Scocco, tras otra gran jugada de Borré, la figura de la cancha. Sin embargo, el autor del primer gol pecó de generoso, cediéndole el balón a Pratto, que no llegó a definir.
El derroche de oportunidades de River fue pagado muy caro minutos más tarde, cuando Franco Armani, quien poco se equivoca, esta vez le tocó errar. El portero que pasó por Atlético Nacional no pudo retener el balón, dejó un rebote que Silvio Romero aprovechó para el empate a un gol.
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La igualdad le daba el acceso a semifinales a los diablos, por la regla del gol como visitante. Desesperado, River se volcó al arco de Campaña y Gallardo mandó a Juanfer Quintero al terreno.
Al hábil zurdo se le pondera su fútbol vistoso, pero se le cuestiona no ser determinante en partidos importantes. Por eso, esta era su noche para revertir ese juicio, o confirmarlo. Quintero la descosió ante 65.000 personas y con un golazo sutil, después de un rebote del equipo contrario.
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River recuperó el alma con el segundo gol, recobrando la ventaja que lo metía en semifinales. A Independiente no le quedó otra que salir a presionar, a jugarse el todo por el todo. Sin embargo, el conjunto millonario jamás apagó la máquina.
En un contragolpe, Santos Borré le dio el golpe de gracia al Diablo, con un remate de media distancia.
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River, con alma y vida cafetera, ya está entre los mejores cuatro.