Lo que se vivió en el coliseo Elías Chegwin en la noche del martes fue histórico, pero no un milagro. La Selección Colombiana de Baloncesto en su rama femenina se consagró campeona merecedora de medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se disputan en Barranquilla.
PUBLICIDAD
En frente, la favorita Cuba rozó la victoria, pero el fuego sagrado de un puñado de chicas salió a flote y se impuso en tiempo suplementario, con resultado 67-65.
Los nombres de Yanet Arias, Mónica Palacios, Jennifer Muñoz, Tathiana Mosquera, Mábel Martínez, Lidia De La Rosa, Diana Prens y Mayra Caicedo, quedaron bordados en las páginas del deporte nacional, pero van por más.
La sorpresa se produjo al tratarse de un deporte no tradicional en Colombia. Sin embargo, la medalla dorada fue consecuencia del trabajo que vienen adelantando desde hace algunos años, momento en que se formó el grupo que consiguió los títulos bolivarianos, sudamericanos y ahora de las justas que se adelantan en La Arenosa.
Con poco apoyo de patrocinio, el plantel goza de riqueza individual adaptada al equipo. El encargado de manejar a las niñas que se bañaron en oro es Luis Miguel Cuenca.
Este antioqueño dedicó gran mayoría de sus 45 años a las disciplinas físicas, siendo el baloncesto su principal pasión. Egresado del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, siempre creyó en el talento colombiano, al que fue moldeando a su estilo.
No le fue fácil. Convivir con mujeres le tomó un tiempo de adaptación. Para él no son muchas las diferencias a la hora de dirigir equipos masculinos y femeninos, pero los detalles son los que consiguen el éxito o no de un equipo.
PUBLICIDAD
“Las mujeres son un poco más difíciles de llevar, por el tema normal de su género, pero yo he aprendido a congeniar bastante con ellas, me entiendo bastante”, afirmó el entrenador hace un tiempo al portal especializado en baloncesto, Orange Ball.
Con ese pensamiento, Cuenca armó un equipo. Ahora, con material humano para trabajar, necesitaba una líder. La elegida fue Yanet Arias Acosta, barranquillera destinada a comandar los triunfos del combinado nacional, desembocando con la consagración en el suelo que la vio nacer.
“A pesar que visualicé ser basquetbolista mi idea era poder tener una opción de vida, educativa, seguir escalando a nivel deportivo”, manifestaba días antes de empezar a disputar los Centroamericanos.
Sin embargo, acompañada por un enorme talento, Yanet se la jugó por la selección de basquetbol. Estuvo en los años difíciles, cuando esta generación dorada comenzó a gestarse.
Allí, en medio de la desorganización, logró triunfos históricos para el país, como títulos bolivarianos y destacare de manera individual y colectiva en varios torneos del continente.
Llegó el momento de decir basta. Arias decidió retirarse de la Selección en 2014, creyendo que era hora de dejar espacio a nuevas generaciones. Talento debajo había de sobra. Las chicas estaban convencidas de conseguir todo lo que han conseguido.
Mientras tanto, Yanet se dedicaba a sus estudios en el Sena regional del Valle del Cauca, donde cursaba especializaciones afines a su carrera, ingeniería industrial. A la vez que buscaba proyectos potables en el mundo comercial, un desafío mayor esperaba por ella en la zona pintada.
Cuenca convenció a Yanet Arias de retornar y liderar a la generación de oro. El tramo victorioso comenzó en los Juegos Bolivarianos 2017, celebrados en Santa Marta.
Meses más tarde, ya en 2018, llegó el turno de vencer en los Juegos Odesur de Cochabamba, en Bolivia.
Ahora, fueron profetas en su tierra, pero esta no es la cima. Ellas creen que el techo está más allá de lo que pueden soñar y con Yanet Arias presente o no, el sueño sigue siendo llegar a unos Juegos Olímpicos. Falta, pero el camino se va edificando sobre triunfos.