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La victoria de Nairo Quintana en el Tour de Francia fue su segundo triunfo de etapa. El corredor de Movistar logró romper un ataque brillante en el inédito Portet para asegurarse una victoria de etapa brillante. El sueño amarillo revivió, pero las opciones no son muchas.
Para empezar, porque lo que viene no es exactamente mucho espacio para un escalador. Aunque queda una etapa soberbia, es solo una. Este jueves, el pelotón transitará por 171 kilómetros con solo dos puertos de montaña de cuarta categoría y 171 kilómetros entre Trie-Sur-Baise y Pau. Una jornada para Peter Sagan, Alexander Kristoff y Arnaud Demaré, porque ya no quedan más embaladores.
El viernes, en cambio, será una jornada épica más en este Tour en el que el Sky está, por fin, flaqueando. Arrancando de Lourdes se pasarán dos altos de cuarta, y desde ahí, ténganse: el Aspin, primera categoría. Luego el Tourmalet, el alto mítico fuera de categoría, y un ascenso al Aubisque en tres partes, para rematar en Lauruns luego de 201 kilómetros.
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En esta etapa estarían las posibilidades de Nairo Quintana en el Tour de Francia. Un ataque de larga distancia en el Tour le podría permitir recuperar los 3:30 que lleva con la punta de Geraint Thomas, y hacerse algo de colchón. Nairo tiene un antecedente complicado en el Aubisque: en la Vuelta a España 2016 no pudo romper a Froome, aunque sí lo haría el día siguiente, en Formigal.
El problema está con la etapa del sábado, una contrarreloj individual de 31 kilómetros con meta en Espelette. Aunque el recorrido de esta jornada no es plano, es conocido el nivel de Nairo al cronómetro, donde tiene debilidades patentes en el pasado Giro 2017.
La expectativa, así, sería un ataque lejano, que no sería tan probable gracias a un marcaje de Sky, pero la carretera sorprende a veces. Sería más viable un regreso a su cuarto podio en cinco Tours de Francia, ya que Nairo está a menos de un minuto de un Chris Froome que flaqueó este miércoles y el tercer escalón del podio.
