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¡Cuenta y no llores! México fue un desastre, pero los números lo salvaron (0-3)

(FRANCIS R. MALASIG/EFE)

Definición de infarto en el grupo F. La tensión estaba en Kazán y en Ekaterimburgo. Chicharito Hernández imaginaba cosas chingonas, pero las que pasaron fueron insólitas. Mientras Alemania pugnaba por no ser otro campeón fuera en fase de grupos (Italia y España en los dos últimos mundiales), México y Suecia jugaban mano a mano.

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El empate les estaba sirviendo a ambos, conforme a las noticias desde Kazán, en la que la débil Corea no se dejaba doblegar de los vigentes campeones. Sin embargo, poco le importó esto a Juan Carlos Osorio, que decidió no especular y atacar a los suecos.

México creó oportunidades de gol, pero también dejaba muchos espacios atrás. Suecia, en cambio, no se desesperaba pero si le daban la oportunidad, por qué no aprovecharla.

Así llegó el primer gol, al comienzo del segundo tiempo. Jugada por derecha, que Ludwig Augustinsson definió por la zona siniestra, sin nada que hacer para Guillermo Ochoa.

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En ese momento, la suerte azteca dependía de lo que sucediera con Alemania, que no podía doblegar a los surcoreanos. México no quiso depender de terceros y fue por el empate, rifando su suerte en defensa. Una imprudencia de Héctor Moreno puso el dulce a mordiscos para el Tri. Penalti para Suecia.

El infalible Andreas Granqvist definió con sangre helada y a esa altura, Suecia ya se instalaba en octavos y México necesitaba un milagro.

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Más aún después del tercero escandinavo, que llegó por un infortunio de Edson Álvarez, que sin querer queriendo la metió en su propia puerta.

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Desahuciado, el Tri comenzó a escuchar más lo que pasaba en Kazán, que lo que pudiera hacer por sí mismo.

En tiempo de descuento, llegó la mejor de las noticias: gol de Corea. El VAR asistió en una jugada y el gol asiático se convalidó. Alemania estaba perdiendo y eso clasificaba al Tri.

El segundo gol coreano dictó sentencia y aunque sin merecerlo, Juan Carlos Osorio sigue en carrera con su selección azteca. Qué chingón todo en Ekaterimburgo, pero el Tri sigue imaginando cosas.

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