El deporte es una rama de buena popularidad en Colombia. Aunque no es la vertiente que más miren en el Congreso para respaldar, propios y extraños se jactan de ella a la hora de celebrar los éxitos.
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La foto con el campeón, el saludo al deportista glorioso, o la simple mención de aquel que obtuvo un trofeo o una medalla, son el pan de cada día en época de Juegos Olímpicos, Panamericanos, o los Mundiales de las diferentes disciplinas.
Sin embargo, cuando el fervor se va apagando, el deporte pasa a un plano secundario y deja de ser monedita de oro en las ramas ejecutiva y legislativa.
Con la esperanza de un recambio, ahora que se eligió un nuevo Congreso Nacional, estos cinco puntos podrían darle garantías al deporte para un proceso eficaz. En el siguiente periodo legislativo, Senado y Cámara tienen la última palabra, ojalá algún congresista lleve al capitolio uno de estos cinco proyectos.
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Aumento de presupuesto
Tras los Juegos de Río 2016, el Estado le dio la espalda al deporte. El Ministerio de Hacienda ordenó la reducción del presupuesto a los atletas, algo que se demoró un año tras las quejas de los medallistas olímpicos.
Para 2018, se amagó con una reducción del presupuesto superior al 60%. De ser así, varios de los programas de desarrollo infantil se verían afectados, o peor aún, cancelados. Al final, el recorte no fue dramático y la reducción fue de 35.000 millones de pesos.
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Por eso, ante la cuota de contenido social que tiene el deporte en Colombia, con integración infantil y prevención para que los jóvenes caigan en el delito o en vicios, el Congreso debería aprobar un presupuesto progresivo, contrario a ser el hilo más delgado y el primero que se corta ante un ajuste.
El Estado sigue mirando con desdén a la actividad lúdica, física o recreativa, sin puntualizar los aportes sociales que el deporte le hace al país.
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Jerarquización de los deportes según rendimiento y necesidad
Una vez el Congreso aprueba el presupuesto y el Gobierno la repartición, Coldeportes es quien gira a las diferentes federaciones. El proceso de jerarquía no siempre va de la mano de los resultados deportivos, siendo algunas disciplinas premiadas y otras marginadas.
Los deportistas a menudo reclaman mayor apoyo para su federación, creyendo que el aporte económico es insuficiente. Disciplinas como el boxeo, la halterofilia y el atletismo, reclaman mayores recursos para su desarrollo, sintiendo envidia del porcentaje que se llevan otras como fútbol o ciclismo.
Aunque no es su dependencia, un proyecto de ley que obligue a jerarquizar la escala de valores y presupuesto de acuerdo al mérito deportivo podría conseguir que los niños se interesen más en disciplinas que son exitosas en las competencias, representando a Colombia.
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Remodelación de escenarios
Una política para tener unos escenarios más acordes al siglo en que vivimos es más propuesta del sector ejecutivo, pero deberá ser aprobado por el legislativo.
El Congreso debe saber lo importante que es para las ciudades tener lugares acordes para la práctica deportiva, a máximo nivel y para el entrenamiento. Ahora, son las administraciones gubernamentales y municipales las que realizan las propuestas de remodelación y construcción de nuevos escenarios. Por eso, en los casos de corrupción los principales responsables son los gobernantes locales.
Si se desarrolla una ley que obligue a la remodelación de escenarios a nivel nacional, los índices de corrupción se podrían reducir y a la vez se modernizaría los lugares donde se realiza la práctica deportiva. No queremos papelones como el de los últimos Juegos Nacionales, ¿o sí?
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Lucha contra la violencia y las barras bravas
Uno de los temas más sensibles de los últimos años es el de la violencia en los escenarios deportivos, sobre todo en el ámbito del fútbol. La judicialización para los infractores es precaria, sancionándose con la ley de desorden en el espectáculos públicos y no como delitos individuales.
Ante esto, varios de los directivos de los clubes se escudan en estar atados de pies y manos para luchar contra los violentos, por lo que terminan siendo cómplices.
Ahora, es momento de una ley más severa y que lleve a las cárceles a quienes cometen atropellos en los estadios, invasión y tropeles, como ocurrió en un clásico caleño en 2017. Por el momento, las únicas sancionadas son las tribunas, como si el cemento tuviera la culpa.
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Transmisión abierta de los principales eventos deportivos
Aunque es un punto más light en la agenda, también debería ponerse en consideración. En otros países, como es el caso de Argentina, las citas decisivas de los atletas más icónicos son transmitidos en televisión abierta por los canales estatales.
Es decir, mientras que en Argentina la final de la Champions va por TV abierta por ley, si juega Leo Messi, en Colombia no importa que esté presente, James, Falcao u otro compatriota.
La guerra del rating en nuestro país hace que esos eventos sean transmitidos por televisión privada, o canales de cable.
Revisar esta postura en el Congreso parece un poco banal, pero llevaría alegría y algo de esperanza a la mayoría de hogares colombianos. Al fin y al cabo, el pueblo vota para sentirse mejor y una caricia nunca está de más.