La hora de la verdad. una noche fría en El Campín reunió a los dos gigantes de Bogotá, bajo un marco azul. Millonarios y Santa Fe se dieron la mano solo en los actos protocolares, porque a partir de allí, reinó la hostilidad en el templo de la 57.
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El partido comenzó con muchos interrogantes por resolver: ¿quién llevaría el protagonismo del partido? ¿Millonarios impondría condiciones como local? ¿Santa Fe jugaría de igual a igual? Con el paso de los minutos todo se iba a dilucidar.
De entrada, lo que primó en el Nemesio Camacho fue la pierna fuerte. Ninguno de los dos quiso verse débil ante su clásico rival, por lo que si no existía el fútbol, era obligación mostrar actitud. Y la hubo.
Entre tantas infracciones, la pelota parada se hizo fundamental. En ese ítem, Santa Fe lució más peligroso en un juego muy cortado. Cada balón al área de Nicolás Vikonis llevaba peligro, a pesar de que el arquero uruguayo se mostraba firme en su pórtico. La fórmula cardenal era más incisiva, pero no encontraba la eficacia.
Millonarios, por su parte, también se acercaba por pelota parada. Cuando esta no era la fórmula, el contragolpe surgía como una alternativa. En tres ocasiones, la veloz ofensiva embajadora decidió mal y desperdició ocasiones que pudieron culminar de mejor manera.
Una de las jugadas más polémicas se dio en el cuarto de hora, cuando los albiazules reclamaron un penal por mano de Héctor Urrego, pero el juez central que había sido casual y acertó en su decisión.
En esa paridad, la primera emoción llegó a la media hora de juego. Como era habitual hasta ese momento, una infracción generó la opción de peligro desde la zona derecha. El centro vino cerrado y el uruguayo Matías De Los Santos cambió la dirección del balón con destino a red. Gol de Millonarios y júbilo total en las tribunas.
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Al instante llegó el suspenso. Tras los gritos de emoción, el árbitro Luis Sánchez le puso drama al 1-0, luego de consultar con el asistente arbitral sobre la legitimidad del gol, por supuesto fuera de juego de Ayron Del Valle.
La posición adelantada sí existió. Sin embargo, no incidió en la anotación del charrúa De Los Santos, porque el delantero no alcanzó a tocar el balón y aunque hizo el intento de rematar, suficiente para anularlo, no obstruyó la visión del portero Robinson Zapata. Tras la zozobra, Sánchez concedió el tanto y El Campín gritó por partida doble.
(Haga clic acá para ver el gol de Matías De Los Santos)
El gol trajo tranquilidad a Millonarios. El desespero se apoderó de Independiente Santa Fe en los últimos minutos, errando jugadas sencillas. La mejor noticia para los cardenales fue el final del primer tiempo.
En el tiempo complementario predominó la parsimonia. El ritmo frenético por momentos de la primera mitad no se mantuvo en el inicio de la segunda mitad. Con la mínima ventaja, los dirigidos por Miguel Ángel Russo apostaron por la paciencia, dándole el peso del partido a Santa Fe.
Con la pelota, el ‘Expreso rojo’ no se encontraba en su noche. Las ideas brillaban por su ausencia y Millonarios descansaba en la comodidad del resultado. Gregorio Pérez quiso dar un golpe de efecto y lo mandó a Omar Pérez a la cancha. La apuesta no le salió como pensaba.
El fútbol de Santa Fe fue espeso y con poco rigor para quebrar una defensa albiazul que se mostró sólida toda la noche. La pelota quemaba en los pies de los jugadores encargados de dar brillantez al fútbol santafereño, al punto de equivocarse y otorgar opciones para que Millonarios aumentara la cuenta.
Llegaron los últimos cinco minutos y Harold Santiago Mosquera tuvo en sus pies una gran parte de la estrella número quince, pero a la hora de definir se nubló y Mosquera le atajó el remate.
Casi le sale caro la falta de eficacia a Mosquera, cuando en la réplica Omar Pérez tuvo el empate en su pierna derecha, con remate de tijera que Vikonis mandó al tiro de esquina. Los corazones se detuvieron en EL Campín por un instante.
El primer capítulo de esta contienda expiró y la estrella de Navidad está más cerca de develarse. Por ahora, el papel que la cubre se tiñe de color azul, pero faltan noventa minutos en los que Santa Fe promete regresar y dar vuelta la tortilla. Por lo pronto, Millonarios acaricia la gloria.