Los 77 ocupantes del vuelo 2933 de LaMia solo tenían en mente una cosa: la final de la Copa Sudamericana, entre Chapecoense y Atlético Nacional. La mala planeación del viaje segó la vida de 71 personas entre futbolistas, entrenadores, directivos y periodistas, el pasado 28 de noviembre de 2016, contra un cerro en zona rural de La Unión (Antioquia), a solo 10 kilómetros del Aeropuerto José María Córdova de Rionegro. Tres jugadores, parte de los seis ocupantes que lograron salir con vida de esta colisión, son los sobrevivientes del Chapecoense y el emblema de un equipo luchador.
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Estos tres jugadores, Jackson Follmann, Alan Ruschel y Neto, dan una muestra de lucha y superación en medio de una inmisericorde lucha por justicia. A un año del accidente, la justicia de Bolivia, el país de origen del fatídico vuelo que terminó con las aspiraciones del equipo ‘verdao’ de ganar su primer título internacional, ha sido muy lenta para determinar las responsabilidades penales del caso.
En Bolivia hay cuatro detenidos y dos prófugos de la administración de la aerolínea LaMia y la administración de aeropuertos del país, debido a que permitieron al piloto Miguel Quiroga despegar de Santa Cruz con el combustible apenas necesario para llegar a Rionegro. La emergencia, según la investigación de la Aeronáutica Civil y la Fiscalía de Colombia, hubiera podido evitarse con un aterrizaje en Bogotá.
Mientras se sigue analizando las pruebas, y el proceso continúa abierto, Chapecoense supera el caos. Después de rechazar ofertas como la posibilidad de no descender durante tres años a la Serie B del fútbol de Brasil o de cientos de jugadores que propusieron actuar gratis, el equipo se la jugó con traspasos, cedidos y juveniles.
Los tres sobrevivientes que se quedaron
Además de los 24 jugadores con los que debieron reconstruir su nómina, los tres sobrevivientes del Chapecoense se mantuvieron en la nómina del equipo. De estos, el primero que regresó al campo fue Alan Ruschel, que volvió a las canchas en el duelo de la copa Joan Gamper contra el Barcelona y que ha jugado cinco partidos del Brasileirao.
Como tal, Ruschel fue uno de los principales motivadores de la campaña de estos jugadores. Aunque no tuvo un buen desempeño en los torneos internacionales a los que clasificó, sí logró su principal objetivo: evitar el descenso, que lo logró cinco fechas antes del final del Brasileirao y celebró ruidosamente.
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Aún más ruidoso es el proceso de recuperación del portero Jackson Follmann, quien debió ser amputado en el accidente. Con la recuperación de su amputación y su excelente ánimo, ha puesto a brilar la situación: volvió a entrenar con el ‘Chapé’, llegó al altar y empezó su preparación para un nuevo desafío. La idea de Follmann es convertirse en deportista paralímpico, y conseguir medallas para Brasil en la natación.
Neto es el caso más crítico de los sobrevivientes del Chapecoense. El central ha tenido que afrontar una serie de cirugías para fortalecer la rodilla y la espalda, afectadas luego del accidente. Aunque no ha podido volver al campo, el defensor podrá volver a actuar en 2018, y se prepara para intentar regresar a los campos.
Homenajes acá pero no allá
En el Cerro Chapecoense, las 71 víctimas del accidente aéreo tendrán un homenaje sentido por parte de los habitantes de La Unión y Antioquia. En el cerro se han construido pequeños altares y réplicas con las piezas de la aeronave, en los que se han dejado fotos y carteles de hinchas del equipo brasileño y de su rival, Nacional.
Esta situación no se repetirá en Chapecó. El club abrirá las puertas de la Arena Condá para que sus hinchas expresen espontáneamente sus sentimientos, pero decidió disminuir el impacto del día de la tragedia con un acto privado a principios de noviembre.
El último homenaje se dará en los próximos días. Con la presencia de Neto, Ruschel y Follman, Chapecoense develará en el estadio un mural de un artista local, con los rostros de los 64 brasileños que fallecieron en el fatídico accidente.