Aunque la crono del martes promete movimientos sísmicos en la general, la impresión que dejó Quintana en el Blockhaus fue de dominio absoluto. Y esperan aún muchos puertos y tres finales en alto que iluminan el rostro del boyacense, inspirado en Pantani, y motivado como pocas veces en su estocada del pasado domingo.
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Sus rivales, ahora Pinot, Dumoulin y Mollema los más directos, saben que espera unas etapas terroríficas en la última semana, pero todos se abrazan a la esperanza del reloj. Y la primera opción son los 40 kilómetros que aguardan tras el reposo de esfuerzo en solitario. Con las manecillas sueña Pinot, y sobre todo, Dumoulin, favorito para la crono y probablemente a la maglia rosa.
Dumoulin cumplió en el Blockhaus. Subió con destreza y demostró estar en forma. Especialista contra el crono, el tulipán recuerda su exhibición en la crono del Tour 2016, cuando sobre 37 kilómetros endosó 1 minuto a Froome y 3 a Quintana.
Al reloj se remiten también Pinot, que pisa los talones a Quintana, a 28 segundos, así como Mollema, con los galones del Trek en ausencia de Contador, a 51 segundos; y hasta Nibali, en crisis en el Blockhaus. Pero el «Tiburón de Messina» no es de los que hincan la rodilla al primer asalto. Espera vengarse de Quintana en el trayecto entre Foligno y Montefalco.
Quintana aguarda con su prenda rosa, hinchado de moral y respaldado por un equipo que controló a lo grande la primera gran cita de montaña.
«La cromo es bastante exigente, muy larga. Creo que no me desfavorece tanto, porque tiene varios repechos que me pueden ayudar, en ese terreno contrarreloj me defiendo bien». Me puede favorecer que el resto de favoritos no sean grandes especialistas, aunque gente como Pinot y Nibali sabemos que destacan contra el crono», comenta.
Quintana espera «no perder mucho tiempo con vistas a la semana siguiente, que es muy exigente».
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Mientras unos sueñan en rosa o la posibilidad de acercarse a la prenda soñada, otros, como Landa, Yates y Thomas siguen indignados por su desgracia. La moto de un policía al borde de la calzada terminó con las ilusiones de los dos líderes del Sky y del mejor joven del pasado Tour.
Yates se encuentra a 4.49 minutos de Quintana, Thomas a 5.14 y Landa el más perjudicado a 27.06. Los tres comenzarán otro Giro, con otros objetivos y motivaciones. No les quedará otra que quemar las naves si quieren aún negociar al menos el podio de Milán.
Demasiada desgracia por una imprudencia que volvió a despertar un doble debate. Por una parte el de los vehículos en carrera y la convivencia con los corredores, y del hecho de que el pelotón deba esperar o no a los afectados por una caída.
Sobre la moto coincidencia total: la moto del policía no pintaba nada parada en aquel lugar y el llamamiento el de siempre, que hay que extremar las precauciones. Posiblemente se cumplirá. Al menos hasta el siguiente accidente.
Lo de esperar o no es un viejo tema. De momento algún afectado señala a Movistar por no haber reducido el ritmo camino del Blockhaus. Es el caso del Orica de Adam Yates.
Su director, Matt White, no escondió su malestar y se expresó con claridad.
«Movistar tenía que haber levantado el pie. Estuvimos a 50 metros de conectar, así que es bastante decepcionante y una pobre decisión la que tomaron. No había necesidad de hacer eso. Pienso que su decisión fue incorrecta», dijo.
Según White, » faltaban 15 o 16 kilómetros a la meta, no perseguían a nadie, y la mejor decisión desde un punto de vista deportivo hubiera sido esperar uno o dos minutos para que los corredores tuvieran la oportunidad de levantarse. Todo el mundo sabía quién estaba involucrado».
No lo vio así José Luis Arrieta, director del Moviwstar, quien comentó «que el equipo iba tirando toda la etapa y lo único que hizo fue seguir el plan establecido hasta meta».
Por su parte, Dave Brailsford, director del equipo más perjudicado, trató de quitarle hierro al asunto y tras censurar la indebida posición de la moto, se mostró partidario de investigar los hechos «para que estas cosas no vuelvan a ocurrir».
Mientras sigue el debate el Giro afronta su segunda semana completa. Para empezar la crono exigente de 39,8 kilómetros llenos de repechos y ligero desnivel en el tramo final. La undécima etapa vuelve a la media montaña y será el preludio de dos opciones para los esprinters.
Una de las cimas míticas del Giro, junto al Santuario de Oropa (1a, 11,8 kms al 6,4 por ciento), pondrá emoción el sábado el segundo bloque del Giro- Será una jornada corta, de 131 kilómetros, con salida en Castellania, pueblo natal del «campeonissimo» Fausto Coppi.
Ya el domingo llegará una versión corta del Giro de Lombardía con los Altos de Miragolo San Salvatore (2a), Selvino (3a) y el adoquinado de la ciudad de Bergamo.