Colombia respira béisbol otra vez. Desde los tiempos de Edgar Rentería disputando la Serie Mundial de Grandes Ligas con los Marlins de la Florida, coronándose campeón en 1997, o con los Gigantes de San Francisco, en 2010, que no se veía tal pasión por el deporte de la pelota caliente en el país. La selección nacional en el Clásico Mundial de Béisbol 2017 consiguió eso, toda una hazaña.
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La novena dirigida por Luis Felipe Urueta y contaba en el staff con Rentería, puso en aprietos a las dos potencias del béisbol mundial, Estados Unidos y República Dominicana, a las cuales obligó a jugar entradas adicionales para hacerse con la victoria. Además, el triunfo ante Canadá certificó la presencia de Colombia en el próximo Clásico Mundial, dentro de cuatro años.
Sin embargo, pasada la efervescencia, se vuelve a la realidad. La gran mayoría de los jugadores seleccionados hacen parte de las Grandes Ligas, sea en los equipos mayores, como es el caso de José Quintana (Medias Blancas de Chicago) y Julio Teherán (Bravos de Atlanta), o en los equipos filiales y ligas menores, como le pasa a la gran mayoría de los peloteros colombianos.
Mientras tanto, el béisbol profesional colombiano pasa las duras y las maduras. Actualmente, solo existen cuatro equipos profesionales, todos ellos de la región caribe. Los Caimanes de Barranquilla, los Indios de Cartagena, los Leones de Montería y los Toros de Sincelejo son los representantes locales, aunque todos ellos trabajan con las uñas para subsistir.
El especialista en béisbol, Eugenio Baena, asegura que este deporte necesita apoyo gubernamental para que muchachos como Édgar Rentería y los hermanos Cabrera en otrora, o los actuales Giovany Urshela (Indios de Cleveland), Tito Polo (Yanquis de Nueva York), o Jorge Alfaro. El beisbol es un deporte muy popular en los barrios menos favorecidos de la costa, de allá salen los campeones, pero es un deporte caro.
“Este deporte es demasiado caro. Con un balón juegan 22 jugadores, pero con una pelota se batea un foul y se pierde. Todos los jugadores deben usar una manilla y valen más de 300 mil pesos. Un bate vale más de 100 mil pesos y se parte. Este carísimo”.
Esta es una de las razones que expone Baena para que las administraciones de las ciudades más grandes de la Costa apoyen el desarrollo del béisbol, de cara al próximo Clásico Mundial y a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde la pelota caliente volverá a tener representación. Actualmente, dos departamentos del Caribe le están ‘metiendo el diente’ a impulsar el béisbol, pero esa ayuda es insuficiente.
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“El pionero es Bolívar, el béisbol bolivarense mantiene su hegemonía nacional. Eso hizo ‘pellizcar’ al departamento del Atlántico, donde los hermanos Char (Alejandro y Jimmy) han copiado la gestión de Bolívar y ya comenzó la construcción de un escenario que se llamará Edgar Rentería”.
Sin embargo, no pasa lo mismo en otras plazas. En Sincelejo, el escenario no está en condiciones acordes de un campeonato profesional y lo peor, durante los meses en que no se disputa la liga profesional, el estadio 20 de Enero queda abandonado, apenas si es usado para corralejas.
La misma situación se repite en Montería, donde el estado 18 de Junio no es utilizado habitualmente y le hace falta remodelación.
A esto se le suma la fuga de talentos. En los estadios del país se ven a menudo los agentes de Grandes Ligas, captando talento juvenil. Así fue como se llevaron a temprana edad a Julio Teherán, al que mantuvieron escondido por un mes en San Andrés, para que ninguna otra franquicia de las Grandes Ligas diferente a los Bravos de Atlanta lo firmara.
El futuro del béisbol colombiano está garantizado en el corto plazo. La novena nacional fue la más joven de todas las que participaron en el Clásico Mundial, con un promedio de edad inferior a los 26 años de edad. Sin embargo, si no se desarrolla la actividad en las plazas beisboleras y en otras como en el interior, podría suceder que lo conseguido por la Selección Colombia se transforme en una sola golondrina y una golondrina, no hace verano.