Roger Federer y Rafael Nadal nos están haciendo retroceder al pasado. Cuando parecía que las carreras de ambos iban en caída libre, demostraron que están más vigentes que nunca y disputarán la final del Abierto de Australia.
Si el jueves fue el turno del suizo de eliminar a su compatriota Stanislas Wawrinka en cinco sets, este viernes fue el español quien tuvo que recurrir al máximo de mangas para superar al búlgaro Grigor Dimitrov. En un verdadero maratón, el mallorquín se impuso por parciales de 6-3, 5-7, 7-6(5), 6-7(4) y 6-4, en cuatro horas y 56 minutos de juego.
Con el marcador 4-4 en el último parcial, Rafa apretó el acelerador y le quebró a un nervioso Baby Federer, como fue conocido el oriundo de Bulgaria en sus inicios. Ya con el 5-4 a favor, el hispano cerró el encuentro en el tercer match point que dispuso.
Vuelve el clásico
Noveno en el ranking de la ATP aparece Rafael Nadal, mientras que Federer ostenta el 17º puesto, debido a que estuvo de baja durante todo el segundo semestre del año pasado. Pese a sus ubicaciones en el listado planetario, y a sus edades -30 y 35 años, respectivamente-, protagonizarán una nueva definición en un Grand Slam.
Será la novena final en un «major» entre ambos, con amplia superioridad para el español. Este último aventaja por 6-2 al suizo, incluyendo el cruce por la corona del Abierto de Australia 2009.
En el historial general, la «paternidad» de Rafa es abrumadora. En 34 encuentros entre los dos, el oriundo de Manacor suma 23 victorias, contra 11 del nacido en Basilea.
El hispano no gana uno de los «grandes» desde el 2014, cuando se impuso en la arcilla de Roland Garros. A su vez, el helvético no se consagra a este nivel desde el 2012, en el pasto de Wimbledon.
La sequía, para uno u otro, llegará a su fin este domingo.
