El nuevo Chapecoense empató hoy 2-2 en casa ante el campeón brasileño Palmeiras, en el primer partido que disputó desde el trágico accidente aéreo que sufrió en Colombia el pasado 28 de noviembre y que marca el «renacimiento» del club.
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En un encuentro amistoso, el Chapecoense entró en acción con una plantilla totalmente renovada, después de que la mayoría de sus jugadores fallecieran cuando volaban a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana de 2016 ante el colombiano Atlético Nacional.
El club de Chapecó mostró personalidad, realizó un partido sólido y se situó al nivel del campeón brasileño, el último equipo con el que se enfrentó el pasado año antes de la tragedia que truncó el sueño de llegar a la final de un torneo internacional.
Douglas Grolli y Amaral pusieron los dos goles del Chapecoense, mientras que Raphael Veiga y Vitinho marcaron para el Palmeiras, que está bajo el comando del técnico Eduardo Baptista tras la salida de Cuca.
Nuevo refuerzo del Palmeiras para la temporada de 2017, Raphael Veiga puso el 0-1 como visitante en el minuto 11, pero los dueños de la casa no tardaron en reaccionar.
Douglas Grolli, criado en las categorías base del club, fue el encargado de igual el marcador minutos después y anotó el primer tanto del renovado equipo de Santa Catarina, que volvió a vibrar dos meses después del accidente.
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Grolli aprovechó un toque de cabeza de Amaral y balanceó las redes del portero del Palmeiras, Fernando Prass. Wellington Paulista marcó otro gol en el primer tiempo, pero fue anulado por el árbitro por fuera de juego.
En el segundo tiempo el Chapecoense entró con todas y en el primer minuto Amaral amplió la ventaja del ‘Furacao do Oeste’. Vitinho, sin embargo, igualó para el 2-2.
En el minuto 71, el partido paró durante 60 segundos para rendir homenaje a las 71 víctimas del accidente, la mayoría de ellos futbolistas, miembros del club y periodistas que irían a cubrir el inédito encuentro en Medellín.
Hinchas, jugadores y familiares de los fallecidos aplaudieron, lloraron y cantaron juntos al grito de «Vamo, vamo, Chape», una estrofa que se ha convertido en un cántico de guerra para el equipo.
Los aficionados se volcaron durante todo el partido con los jugadores, lanzaron mensajes de apoyo y ondearon banderas de Colombia, como agradecimiento por la ayuda que los colombianos prestaron tras la tragedia.
A pedido del Atlético Nacional, quien sería el rival en la final, la Copa Sudamericana de 2016 fue concedida al Chapecoense, un equipo que en tan sólo siete años pasó de la Serie D del Campeonato Brasileño a la Primera División.
Entre lágrimas, las mujeres de los jugadores fallecidos del Chapecoense recibieron las medallas que les convierten en campeones póstumos de Sudamérica y los tres futbolistas que sobrevivieron a la tragedia -Jackson Follmann, Hélio Neto y Alan Ruschel- alzaron el trofeo continental.
Follmann, quien sufrió la amputación de una parte de la pierna derecha, entró al campo en silla de ruedas y se deshizo en lágrimas cuando tocó el césped del estadio Arená Condá, que en diciembre fue testigo del funeral de los jugadores y miembros del club.
Los beneficios del partido amistoso entre el Chapecoense y el Palmeiras irán destinados íntegramente para los familiares de las víctimas del accidente del avión de la aerolínea Lamia, que se estrelló cerca del aeropuerto de Rionegro, municipio aledaño a Medellín, por falta de combustible.