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Thiago Braz ahora es considerado un héroe nacional en Brasil, luego de que se impusiera en la prueba de salto con garrocha y se colgara la segunda medalla de oro para el país anfitrión en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
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Si lo hecho por el joven de atleta de 22 años ya es una hazaña, debido a que superó en un mano a mano al plusmarquista y monarca en Londres 2012, el francés Renaud Lavillenie, lo es más si se voltea a ver la vida que llevó el oriundo de Marilia, Sao Paulo.
Braz da Silva vivió una niñez complicada. Desde muy pequeño fue abandonado por su madre, quien lo dejó con sus abuelos. El ahora ganador de la medalla dorada de salto con garrocha se quedó esperando por días el regreso de sus progenitores, hasta que se dio cuenta que no volverían más.
La final del salto con pértiga fue uno de los momentos más dramáticos que se han visto hasta el momento en los primeros Juegos Olímpicos que se realizan en tierras sudamericanas.
La última instancia no fue sencilla para el anfitrión. Braz da Silva superó los 5.65 metros en el primer intento y después pasó los 5.75, 5.85 y 5.93 metros.
Hasta ese momento el galo llevaba la delantera, pues habíá superado todas las marcas en el primer intento, mientras que el brasileño tenía dos saltos nulos.
Entonces Thiago Braz se jugó todo y en lugar de ir por los 5.98 para igualar lo hecho por su contrincante y que le daba la plata, pasó directamente de los 5.93 a los 6.03 metros, que superó en su segundo salto.
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Lavillenie ahora tenía todo en contra y falló sus primeros dos intentos. En el último salto subió la marca a 6.08 metros, una cifra que no logró y le dejó toda la gloria al local.
De esta forma el joven de 22 años se convierte en el primer atleta brasileño que gana el oro dede que Maurren Maggi ganara la máxima presea en salto de longitud, en Beiging 2008; además es el primer hombre de su país que sube a lo más alto del podio desde que en Los Angeles 1984 Joaquim Cruz se impusiera en los 800 metros planos.