¿Qué pensaría usted si le dijera que La Equidad disputaría la final de la Copa Libertadores 2020 mediante juveniles? Excepto si su nombre es Arturo Boyacá, sonaría a una locura. Pero esa “locura” se vivirá esta noche en el Estadio Atanasio Girardot de Medellín: Independiente del Valle, un equipo de los suburbios de Quito y que hace 10 años jugaba en la tercera división de su país, está a un partido frente a Atlético Nacional de convertirse en campeón de la Copa Libertadores de América.
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Nacido en 1958 en Sangolquí, un municipio de 80 mil habitantes a las afueras de Quito, se conoció durante más de 30 años que transitó por los campeonatos aficionados de Ecuador como Independiente José Terán, en homenaje a su fundador. Durante toda su historia osciló entre la Segunda Categoría (tercera división) y torneos aficionados.
En 2006, mientras el equipo se encontraba en la Segunda Categoría, el equipo fue comprado por el empresario Michel Deller, propietario de varios centros comerciales y de la franquicia de KFC en Ecuador, quien decidió invertir en el fútbol. Fundó una sociedad limitada para administrar su equipo, le cambió el nombre a Independiente del Valle y sobre todo, invirtió en juveniles.
La inversión dio frutos rápidamente: en 2010 Independiente hacía su debut en primera división, y comenzaba a desarrollar y vender jugadores de proyección mediante un trabajo intenso de inferiores. El conjunto tiene en su sede una villa de desarrollo para 120 jóvenes y se ha convertido en cuna de varios de los nombres que apuntan a la renovación
Nombres como el de Jefferson Montero, titular de la Selección ecuatoriana, y Daniel Angulo, quien ganó la Copa Sudamericana con Santa Fe el año pasado, provienen de este esfuerzo de inferiores, que ha dado frutos: el equipo de Sangolquí ha jugado las últimas tres Copas Libertadores de manera consecutiva.
El «matagigantes» de Sangolquí
Desde la fase previa en donde superó al tradicional Guaraní de Paraguay, pasando por los grupos en donde tuvo como reto al Atlético Mineiro de Brasil y a los Pumas UNAM de México, los de Pablo Repetto llamaron la atención por su efectividad, rapidez y contundencia.
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Y en medio del camino, la naturaleza y la tragedia afectaron a Ecuador, ese país que veía al equipo de Sangolquí avanzar en Copa Libertadores sufrió un devastador terremoto y múltiples réplicas que dejaron terribles cifras, pero que despertaron la solidaridad de los directivos de Independiente del Valle que decidieron mudarse al gran Atahualpa para recaudar grandes taquillas y donarlas a los afectados.
En los octavos, River Plate no pudo con los guerreros que contaron con el apoyo del golpeado pueblo ecuatoriano para ganar en casa y viajar al Monumental de Buenos Aires a seguir haciendo historia y ganando ante la mirada de los incrédulos hinchas del vigente campeón.
El destino puso de nuevo a los Pumas ‘manitos’ en cuartos de final, y una victoria en el Atahualpa abrió el camino para que en el propio Estadio Universitario de Ciudad de México el equipo ecuatoriano se impusiera por penales.
Después llegó otro ‘gaucho’ con chapa de favorito, Boca Juniors jugó en el Atahualpa y no pudo evitar la derrota, pero el verdadero golpe llegó en la mítica Bombonera, triunfo de Independiente del Valle por 2 goles de diferencia y cupo a una final histórica para este club que apenas lleva unos años en la primera de su país.
Deller se ha convertido en uno de los principales promotores del deporte juvenil en Ecuador, y su modelo ha sido estudiado por otros muchos equipos. “Vimos la superación del fútbol ecuatoriano donde han habido siempre grandes talentos, pero faltaban proyectos que se dediquen a formarlos, ese nuestro enfásis”, dijo en 2013 a El Gráfico de Chile. Esta noche, ese modelo podría hacer historia.