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Histriónico, protagonista y extrovertido. El árbitro brasileño Heber Lopes las hizo todas durante el partido donde realmente se robó la película, manejando el partido con excesiva rigurosidad y dialogando más de la cuenta con los jugadores en la final de la Copa América Centenario que protagonizan Chile y Argentina en el MetLife Stadium de Nueva Jersey.
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El show de Lopes arrancó temprano. A los 6 minutos perdonó a Mauricio Isla quien le propinó una durísima entrada a Ángel Di María. Diez minutos después mostró la primera amarilla: Marcelo Díaz cortó un peligroso ataque de Lionel Messi y el referee no dudó en amonestar a Carepato.
Pasaron doce minutos hasta que a los 28′, Lopes expulsó a Marcelo Díaz, quien se ganó la segunda amarilla por obstaculizar un carrerón de Lionel Messi. Ahí el partido se calentó y Lopes mostraba sus primeras armas como actor protagonista.
Al más mínimo chispazo, el brasileño no dudó en pintar a chilenos y argentinos. Así fue a los 37 minutos cuando una acalorada discusión entre Arturo Vidal y Javier Mascherano terminó con ambos jugadores amonestados.
A los 41′ llegó otra amarilla polémica. Un piscinazo de Lionel Messi dentro del área terminó con el astro argentino amonestado y con los argentinos envueltos en llamas.
No pasaron ni tres minutos cuando llegó la tarjeta más polémica de la tarde. Una fuerte entrada de Marcos Rojo a Arturo Vidal le costó la roja directa al lateral izquierdo desatando los reclamos airados de los trasandinos, incluso una discusión verbal entre Gerardo Martino y Juan Antonio Pizzi. La repetición televisiva permitió concluir que la roja no era merecida y que la acción sirvió para compensar la expulsión de Marcelo Díaz.
En el segundo tiempo vendrían dos tarjetas polémicas. Una a Jean Beausejour por una entrada a Gabriel Mercado y una a Charles Aránguiz por una falta inexistente contra Lionel Messi.
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En el alargue el mal arbitraje continuaría. A los 94′ Lopes amonestó a Matías Kranevitter tras infracción a Alexis Sánchez, pero dejó sin castigo un feo patadón contra Mauricio Isla.
¿Fue excesivo el arbitraje del brasileño Heber Lopes?