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Isco Alarcón y James Rodríguez, relegados a un papel secundario por Zinedine Zidane en los partidos más importantes de la temporada, fueron determinantes, con un gol cada uno, en la cómoda victoria del Real Madrid sobre el Getafe (1-5).
El golpe de mando del Real Madrid con el triunfo en el Camp Nou frente al Barcelona (1-2) y la remontada europea en el Santiago Bernabéu contra el Wolfsburgo (3-0) no tuvieron como protagonistas a Isco ni a James. Ninguno de los dos jugó un minuto en esos dos partidos, los más importantes del equipo blanco en este último tramo de temporada.
En Getafe, en un encuentro teóricamente asequible ante el colista, saltaron de inicio y tuvieron una ocasión para reivindicar un puesto en el equipo titular que no desperdiciaron, pese a lo plácido que fue el partido para los intereses del Real Madrid.
Al que más suelto se le vio fue a Isco, que mejoró mucho con su cambio a la izquierda de Toni Kroos mediada la primera parte. Desde esa posición no cesó de pedir el balón para ganar profundidad con sus regates y poner pases a sus compañeros a la espalda de los centrales azulones.
De Isco fue un disparo a los veintiséis minutos que se marchó fuera por poco y el segundo gol de su equipo, que definió con el exterior del pie derecho tras recibir un balón de Karim Benzema.
El delantero francés, poco antes del tanto de Isco, marcó el primer gol del Real Madrid gracias a un pase de rosca con la zurda de James Rodríguez. Esa acción, que se produjo a los 29 minutos, supuso el despertar del colombiano, que hasta ese momento se mostró lento, algo perdido y poco participativo.
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Los goles mejoraron el ánimo del Real Madrid tras unos minutos de tedio y sirvieron para que lo que parecía de antemano un trámite frente al Getafe se cumpliera. De esa manera, jugadores como Cristiano y Bale buscaron con ahínco un gol que a James le costó encontrar hasta que a los 87 minutos sentenció el choque con un remate con la diestra que descolocó a Guaita.
Todo eso sucedió sin que el conjunto blanco se viera en ningún momento amenazado por el Getafe, en el que solo Pablo Sarabia, que encontró recompensa a su trabajo con un gol, puso algo de imaginación por hacer algo distinto y poner en unos mínimos apuros a Keylor Navas.
La victoria del Real Madrid provocó que volaran del Coliseum tres puntos que amargaron el debut de Juan Eduardo Esnáider al frente del conjunto azulón.
Zidane, amigo de Esnáider desde que ambos coincidieron como futbolistas en la Juventus entre 1999 y 2000, se fundió sobre el césped en un abrazo cariñoso antes del choque con el entrenador hispanoargentino. Seguramente ambos se desearían suerte, pero no para el duelo madrileño, en el que los intereses eran enfrentados y ganó el francés.
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