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Serena Williams guarda el cañón y besa la Copa por sexta vez

Melbourne (Australia), 31 ene (EFE).- La estadounidense Serena Williams abrazó y besó por sexta vez la copa Daphne Akhurst que la campeona del Abierto de Australia exhibe orgullosa cada año, al vencer en la final a la rusa Maria Sharapova por 6-3 y 7-6 (5) y ampliar la racha de victorias, ahora ya 16 seguidas ante su rival, a la que domina desde hace casi once años.

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Serena, que aventaja ahora 17-2 en el cara a cara, apabulló por completo a Sharapova con un demoledor servicio en una hora y 51 minutos, logrando 18 «aces», con los que amartilló una victoria sin respuestas por parte de la rusa, que solo igualó con su rival en sus gritos de «Come on!» («¡Vamos!») que la americana respondió, incluso de forma irónica, con el puño cerrado en algunos momentos.

Este es el 19 título del Grand Slam que consigue Serena, con lo que supera a sus compatriotas Martina Navratilova y Chris Evert, y se sitúa a tres de la alemana Steffi Graf, que con 22 de esta categoría domina aún la historia de este deporte.

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La americana seguirá al frente de la clasificación este próximo lunes cumpliendo su semana 226 no consecutiva y la 102 seguida en este último periodo. Sharapova también permanecerá en su lugar, el dos.

Serena, sobre la que había algunas dudas por su catarro, fue muy superior a Sharapova, que intentó cambiar la historia de sus duelos, con inteligentes dejadas para sacarla del fondo de la pista y agotarla, pero solo consiguió que la número uno la destrozara con un avasallador juego desde la línea de saque y tremendos serviciosk, uno de ellos a 203 kilómetros por hora, que la colocan como la mejor sacadora de la historia.

El saque siempre es el arma letal con el que Serena mantiene la diferencia ante Sharapova. En los últimos 12 enfrentamientos anteriores, Serena conectó 108 saques directos, con 37 dobles faltas, mientras la rusa hizo 24 «aces» con 73 dobles faltas. Este sábado ese arma letal, con una efectividad del 88 por ciento con el primer saque fue la apisonadora con la Serena construyó su victoria.

Cuando el partido quedó parado por la lluvia para que el techo de la Rod Laver Arena se cerrase mientras una brigada de casi 60 recogepelotas se afanaban a secar el piso con toallas, Serena ya dominaba por 3-2 y 30-30, gracias a una rotura en el primer juego del partido, con una doble falta final de la rusa.

Después de casi 13 minutos de espera, en los que Serena se relajó paseando por los corredores del vestuario, mientras Maria esperaba en la pista, la americana regresó con la fuerza del trueno. Logró un directo a 191 kilómetros por hora y conectó una derecha ganadora después para situarse con una ventaja de 5-2.

Aunque luego cedió su saque a continuación con su tercera doble falta, Serena cerró con el suyo el primer set en 43 minutos.

Con el techo cerrado, el partido se convirtió en un partido algo más igualado, pues las dos se han enfrentado dos veces en ese escenario con 1-1.

No obstante Serena es mejor en cubierta y lo ha demostrado ganando tres veces el título en estas pistas con el techo cerrado: en 2003 contra su hermana Venus, ese año por el calor, en 2005 contra su compatriota Lindsay Davenport, por lluvia y en 2007 contra Sharapova, también por lluvia.

Después, más de la misma historia y rociada de «aces» de Serena, lucha de ¡vamos¡ y alaridos en la pista, cara congestionada de Sven Groneveld, entrenador de Maria Sharapiva porque su discípula no encontraba ángulos para sacar de la pista a su rival, y espectáculo de Serena Williams, ágil, elástica e inmutable, con movimientos explosivos para provocar angustia en la rusa.

Serena aplaudió cuando Sharapova logró conectar una tremenda derecha a la esquina, inalcanzable por fin, en el primer punto de partido en el décimo juego, el tercero que salvaba Maria en este torneo (dos contra la ucraniana Panova en segunda ronda). Después la rusa realizó otra genial dejada a la que la americana no llegó a tiempo y salvó el pellejo.

En el desempate, Serena se golpeó los muslos para activarse, cometió varios fallos, pero aún así resistió con restos demoledores. Maria Sharapova salvó otra bola de partido, la segunda, y entonces sucedió la anécdota de la final. Serena sirvió y conectó un «ace», pero la juez de silla Alison Lang le advirtió que la bola había tocado la red. La menor de las Williams no daba crédito y con los brazos en jarra miraba a todos lados.

Se repitió el punto, y Serena conectó su 18 «ace», el 88 del torneo, aunque también hubo dudas sobre si había entrado. «¿Entró?», preguntó y al observar que sí sonrió, saludó con calma a su rival y mantuvo la compostura solo unos segundos. Luego saltó de alegría, como una loca, brazos en alto, y no paraba. Festejaba Serena Williams el título 65 de su carrera, su sexto Abierto de Australia con casi 34 años.

Melbourne (Australia) 31 ene (EFE).- Serena Williams recibió el trofeo que le corona como ganadora de 19 títulos del Grand Slam en el Abierto de Australia de manos de su compatriota Martina Navartilova, a la que ha superado ya en grandes logrados, y en su discurso durante la entrega de premios recordó que cuando empezó a jugar solo tenía «una bola, una raqueta y una esperanza».

Craig Tiley, director del torneo, dijo de ella en la presentación que estaban delante «de un icono, de una leyenda», y Martina, ganadora de tres Abiertos de Australia y 167 títulos en toda su carrera, asentía.

«Salí a la pista con una bola, una raqueta y una esperanza», dijo Serena emocionada, recordando sus comienzos. «Nunca debes renunciar, nunca sabes quien puede inspirarte, quien va a ser una influencia en tu vida. Estar aquí con 19 grandes es algo que nunca hubiera soñado que pudiera suceder», dijo la americana que saltó a la pista tosiendo sin poder parar y aprovechó el parón de la lluvia para irse a los pasillos del vestuario y poder toser con más tranquilidad y privacidad.

Luego agradeció a su entrenador, el francés Patrick Moratoglou, su dedicación y confianza. «Creíste en mí cuando ni yo siquiera creía en mí, gracias Patrick, te estoy muy agradecida», dijo.

«Es un gran honor estar aquí esta noche enfrente y en uno de mis estadios favoritos. Vosotros me animáis cada año. He crecido sin ser la más rica, pero tengo una familia rica en espíritu y ayuda», prosiguió.

«Ella nos ha dado una gran final, no solo para ustedes, para el tenis femenino», dijo sobre Sharapova en la pista. «Creo que este es el discurso más largo que he dado…Espero que todos ustedes no se enfaden conmigo», bromeó.

«Ahora que me siento tranquila y sin ningún peso encima, lo que quiero es dormir, irme a la cama a descansar», comentó después en el estudio de Canal Siete, donde confirmó que había vomitado durante la interrupción del encuentro, y que donaba 200 dólares por cada uno de sus 18 saques directos a una organización para la Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas.

«No ha sido suficiente hoy, pero estoy orgullosa de mi esfuerzo. Tengo grandes recuerdos en mi carrera de esta pista. Lo primero, quiero felicitar a Serena porque está creando historia y es un honor jugar contra ella. Luego, estoy impaciente por volver porque esta derrota me ha dejado algo decepcionada», dijo Sharapova.

«No la he ganado en mucho tiempo, pero me encanta jugar contra ella, porque es la mejor, y como jugadora de tenis siempre quieres jugar contra la mejor», añadió.

«Han sido dos largas semanas para mí, casi estuve fuera en la segunda ronda y siento como si me hubiera dado a mi misma una segunda vida en este torneo», recordó Maria Sharapova.

Melbourne (Australia) 31 ene (EFE).- La rusa Maria Sharapova admitió que el servicio de Serena Williams fue este sábado un arma letal durante la final del Abierto de Australia, dijo que a pesar de la derrota se sentía orgullosa por llegar a la última instancia de un grande y que es duro también «volver a casa con el trofeo más pequeño».

«Hay un limitado número de jugadoras que pueden sacar con esa media de velocidad. Ella es capaz de encontrar las esquinas demasiado bien», dijo sobre Serena

«Una de sus grandes armas es su saque. Quizás la ha salvado en muchos partidos y en situaciones complicadas. Hay veces en las que tu raqueta no llega ni siquiera a la bola», comentó. «Por mucho que me encantase golpear a 200 kilómetros por hora con mi saque, no creo que fuese bueno para mi hombro. Hay montones de cosas que me gustaría hacer en esta vida y no puedo», asintió la rusa.

«Es siempre duro llegar a la final de un torneo, que alcanzan solo dos jugadoras y ser tu la que vuelve a casa con el trofeo más pequeño. No hay duda sobre eso. No importa como juegues, si bien o mal, cualquiera que sea el marcador, es siempre duro», dijo después.

«Soy una competidora, llego a las finales de los Grand Slams y siento que mi juego da para enfrentarme a Serena. Sé que puede sonar a que estoy equivocada, pero estoy feliz de estar en esa posición. Me encanta la competición y me encanta jugar contra la mejor, y por el momento ella lo es», comentó.

«No es fácil llegar a la final de un Grand Slam, lleva mucho trabajo, son dos semanas y en mi caso ha sido un gran logro. Es un buen comienzo de año, y el año está casi empezando», dijo Sharapova, que recordó lo duro que fueron sus comienzos, cuando iba a entrenarse en una bicicleta ,y lo importante que fue su padre, Yuri, que no viaja con ella desde hace años.

«Recuerdo aquella bicicleta y también el cesto que tenía y que siempre me gustó. Tuve que apartarlo todo, y algunas vences pienso en todo eso, de dónde vengo, lo duro que ha sido avanzar. Es algo amargo. El me inspiró mucho y me mantuvo motivada», dijo sobre Yuri. «Es la realidad, fue increíble tenerle a mi lado durante muchos años en mi carrera. Todavía lo está, es un buen amigo y por supuesto padre al fin y al cabo».

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