Dos cuidadoras de adultos mayores ven sus rutinas interrumpidas cuando un accidente fatal une sus destinos. Ahora, tienen que tomar una decisión muy complicada, pero que les permitirá conservar sus trabajos.
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La pregunta en Radojka es, ¿qué tanto estaríamos dispuesto a hacer para conservar un trabajo? De esto y más nos habló Santiago Alarcón.
¿Cómo llega a Radojka? ¿Cuál fue su primer contacto con esta historia?
A mí me llaman del Teatro a decirme que la leyera, y me encantó, me pareció buenísima, me gustó el humor. Yo pensé que querían que yo hiciera de mujer puesto que las dos protagonistas son mujeres, cuando me llamaron a reunión yo fui y me dijeron ‘queremos que la dirijas’. Y yo dije, ‘Dios mío, ¿ustedes están seguros de esto?’ Porque el problema conmigo es que le digo que sí a tantas cosas… pero dije que sí porque hace rato tenía la inquietud de pasar por ese lado, siento que a la final todos los actores tenemos que contar nuestra historia de alguna manera. Quería pasar por el lado de la dirección para entender el trabajo del actor y del director desde ese ángulo. Decidí decirle que ‘sí’ al teatro y asumir el riesgo. Aquí estamos ya.
<span style="color:#03791e" class="has-inline-color"><strong>«Dije que sí porque hace rato tenía la inquietud de pasar por ese lado, siento que a la final todos los actores tenemos que contar nuestra historia de alguna manera</strong>«</span>
¿Cómo fue ese paso de asumir el cambio de rol, y qué herramientas de su experiencia actoral le permiten desarrollar el papel de director?
El teatro que he hecho, los proyectos en los que he trabajado, donde he estado con distintos directores y a todos les he aprendido un montón. Entonces esa posibilidad de haber estado muchos años en el teatro me da mucha experiencia, y haberle aprendido a muchos maestros también. Obviamente la preparación como actor es una herramienta que puedo usar; conozco lo que es estar parado en el escenario, conozco a los actores en crisis como las que yo mismo he vivido, el tema creativo, un montón de cosas que hacen que me sienta tranquilo de poder hacerlo. Yo creo que si esto me hubiera llegado hace 10 años habría dicho que no, pero hoy sí me siento con la capacidad.
¿Se considera un director exigente o quizás uno más reflexivo y metódico?
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Estoy en ese proceso (risas). Yo creo que a mí me gusta el tema de darle a los actores las herramientas para que sigan creando, porque ahí hay un ejercicio importante relacionado con la parte creativa del actor, la cual no puede verse frustrada ni truncada. En el caso mío, tengo la ventaja de contar con un elenco profesional que lleva muchísimo tiempo en el teatro. Ya es un tema de dirección real, de pulir cosas y limpiar otras, pero en ese sentido me siento afortunado. Todavía estoy en el proceso de saber qué tipo de director soy. Hoy te puedo decir que no tengo ni idea.
En construcción…
Exacto, un director en construcción.
Radojka nos habla del miedo y la idea de que sin trabajo no hay dignidad, cuéntenos más de esto
Digamos que, en Colombia no sabría decirte, pero en los grandes países de Latinoamérica luego de cierta edad no te vuelven a contratar porque te consideran viejo. Este es el caso de estas dos mujeres que saben que no conseguirán otro trabajo y necesitan mantener el que tienen. Con el trabajo mantienen la dignidad de servir, de llevar sustento a sus casas. Que eso se pierda es un daño psicológico, pero también un daño al bolsillo, un daño moral. Además el trabajo es un derecho. En este sentido Gloria y Lucía harán lo posible para mantener su trabajo y de esa manera mantener su dignidad.
Y de esta forma vemos cómo el humor balancea este tema sensible…
Sí, porque la comedia es de un humor negro, porque son esas tragedias que nos duelen pero de las que nos reímos porque es una forma de exorcizar esos dolores que tenemos en el alma. Hay varios dramas de la vida, de la amistad, del trabajo, de la muerte, de esas cosas que nos ponen sensibles, pero de las cuales como colombianos somos capaces de reírnos.
Volviendo a lo que nos contaba de que pensó que lo llamarían para actuar en la obra, ¿cuál de los dos papeles protagonistas le habría gustado hacer?
Ah, es una buena pregunta que no me he hecho. No sé por qué. Incluso, me pregunto por qué me haría esa pregunta, pero no sé. La obra es tan rica con esos dos personajes que uno arranca queriendo a una y no tanto a la otra, y después quiere a la otra y no tanto a la una. Los dos personajes son muy bonitos, muy importantes, y tienen ese giro que uno busca en los personajes donde arrancan de una forma y terminan de otra; cambian y se transforman a medida que avanza la obra. Si me llaman y me piden elegir, haría cualquiera de las dos, la que me quieran dar.
¿Qué invitación le hace a los lectores de PUBLIMETRO para que vayan a ver Radojka?
Siento que estamos en momentos tensionantes, difíciles. Tenemos problemas económicos, sociales… muchos temas en este país. Pero si tienen la posibilidad de ir, la posibilidad de divertirse un rato y escaparse de todos esos momentos pues está Radojka, que es la oportunidad para relajarse un poco y ver teatro luego de tanto tiempo encerrados. Ver teatro siempre será muy importante, estamos ante una obra en la que sé que se van a divertir muchísimo, con dos actrices maravillosas y una comedia de humor negro, que tanta falta le hace a este país.
Encuentre entradas para esta obra en la página web del Teatro Nacional.