Mi otra yo está cargada de humor, pero al mismo tiempo, hace una reflexión seria e importante…
PUBLICIDAD
Esta es una película que se centra en el valor de la mujer y en el poder transformador que tiene, y que, desde mi punto de vista es muy necesaria ahora, pues son tiempos en los que se hace urgente acabar con el machismo y empezar a respetar a las mujeres.
La historia comienza con un comediante, Jimmy Barón, quien tiene su propio programa de televisión. Lo defino como alguien tan fracasado, que lo único que tiene es fama y dinero. Es absolutamente prepotente, machista y quiere aplastar a cada mujer que se encuentra en el camino. Sin embargo, y como «a todo marrano le llega su noche buena», la vida lo lleva a una situación en la que tiene que encarnar a una mujer en la cárcel con una misión muy específica. Allí conocerá a diversas presas que cambiarán todos sus pensamientos machistas y por fin, entenderá el valor de la mujer.
Así que es una historia muy oportuna y valiosa para las familias colombianas y para la sociedad en general. Las mujeres tienen muy claro qué significa la palabra resiliencia, porque desde hace años han peleado con todas sus fuerzas para ganarse el lugar que tienen merecido desde el principio de la historia. Mi otra yo es un homenaje a ellas, que han luchado tanto.
Esta cinta llega en un momento en el que estaba muy ansioso por hacer algo diferente...
Siempre he sido admirador de la comedia que se hace en España o en Argentina, que curiosamente es una comedia más dramática que cómica. En esta, el humor llega por algunas situaciones absurdas de la historia, pero el grueso del mensaje y del contenido es dramático. Así es Mi otra yo, y por eso sabía que era el reto que debía asumir en este momento de mi carrera y de mi vida. Y es que no es una película ‘chistina’, porque desde el comienzo tuve claro que no quería hacer una cinta con chistes actuados, y por el contrario, es una película con una historia interesante.
Asumí el reto con toda la responsabilidad porque respeto mucho a los actores, por eso me preparé para estos personajes y me llené de herramientas junto a Jonathan Cabrera, que fue mi coach de actuación, y además, estuve rodeado de un elenco maravilloso que me supo cobijar muy bien en cada escena y gracias a ellos no «metí mucho las patas».
PUBLICIDAD
<span style="color:#044300" class="has-inline-color">«La oportunidad de esta película llega justo en el momento en que me sentía preparado para asumirla. Créanme, sino hubiera estado listo habría dado un paso al costado».</span>
¿Cuál fue la escena que le costó más trabajo y que, tal vez, lo hizo sufrir más?
Sin duda alguna, una de las pruebas más difíciles para mí fue un beso que hay con otro hombre. Interpretando a Paola llega el momento en el que me tengo que besar con un sujeto, y pues en la vida real nunca lo había hecho. Lo realmente triste fue que me quedó gustando y él no me dio el teléfono. ¡Mentira! La verdad fue todo un reto y sudé más que cuando me di un beso con Jéssica Cediel, ¡que es una de las mujeres más cotizadas del país!
A este momento tengo que sumar otros más, que fueron duros, pero otras razones. Por ejemplo, las escenas de la cárcel se grababan a las afueras de Bogotá y a veces el frío era inclemente. Además, yo todo el tiempo tenía una peluca sujetada con ganchos a mi propio cabello y en ciertas ocasiones eso me pasaba cuenta de cobro y me dolía mucho la cabeza. También tenía puesto 24/7 un brasier y una faja, que me mantenían en la posición corporal correcta para ser una buena Paola, pero al final del día sentía mucho el desgaste por eso.
Hombres y mujeres tenemos un lado femenino y un lado masculino. En ese sentido, ¿cómo es el lado femenino de Lokillo?
Considero que mi lado femenino está en mi sensibilidad y la misma parte artística se ha encargado de ayudarme a desarrollar ese aspecto. En este país nos han enseñado mal respecto a que el niño no llora o no debe expresar sus sentimientos, pero yo que he estado rodeado de mamás, hermanas, tías, abuelas, esposas, hijas y amigas, y tuve la fortuna de tener otro tipo de educación y no le temo a expresar mis sentimientos. Lloro viendo películas, soy tierno, proyector, y tengo un lado maternal que lo aprendí al tener una esposa que es tan entregada a sus hijos.