Adolfo Zableh Durán
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Estamos en el tercer trimestre, la época del año en que toca declarar renta, y no saben las ganas que tengo de pagar impuestos ahora que se supo que el Director de la Dian sale en los Pandora papers. Pagar impuestos como tal lo he hecho toda la vida, como cualquier ciudadano, pero eso de la renta es nuevo para mí. Antes, cuando los niveles de ingresos debían ser más altos para declarar, yo no clasificaba; ahora que hasta quien use billetes de Monopolio está obligado a tal cosa, he quedado matriculado de por vida.
Todo lo que tenga que ver con el dinero y los impuestos es enredado y escabroso, todo un laberinto para quienes no somos avezados en el asunto. Y aunque debería ser una ciencia exacta sin margen de interpretación, siempre habrá quien sepa sacar un argumento para justificar lo que está haciendo. Más allá de que tener dinero en paraíso fiscales no sea ilegal y de que Lisandro Junco haya dado explicaciones de cuánta plata tiene, dónde la tiene y por qué, el mensaje que se manda no es bueno. Es decir, que la persona que encabeza la entidad que nos dice a los colombianos que seamos transparentes y paguemos impuestos tenga dinero en un paraíso fiscal es poco menos que impresentable.
Insisto, no está haciendo nada ilegal, pero ese es el punto con nuestros funcionarios: se cuidan para no romper la ley, pero la ética y la moral se la pasan bien por el forro. Hay quienes piden que renuncia y da risa, si acá no se va nadie de su cargo. No es el caso de Junco, pero en Colombia tenemos funcionarios que deberían estar al menos investigados y no solo están limpios ante la ley, sino ejerciendo sus cargos como si nada hubiera pasado.
Pero no es solo el Director de la Dian, varios colombianos más aparecen en las investigaciones de los Pandora papers, entre ellos, políticos como Andrés Pastrana, César Gaviria, Enrique Peñalosa, Martha Lucía Ramírez y la actual Ministra de Transporte. Y no crean, los entiendo. Si yo tuviera plata de más también me inventaría algo para ahorrarla en vez de verla irse en impuestos, pero es que llama la atención el nombre de los personajes de la lista: gente que ha hecho una vida en el sector público pero que tiene mentalidad de inversionista privado. El Estado es un negocio para ellos.
Yo declaro renta declaro la próxima semana y aunque creo tener todo en regla no puedo del estrés. Es lo que te produce la Dian, miedo cuando menos; cometes un error y se te va honda, casi al punto de que tu vida como la conoces puede llegar a su fin. “Lo invitamos a presentar su declaración de renta” decía un mail de ellos que me llegó hace unas semanas. Vaya convite, imposible responder que muchas gracias pero que mejor no. Y el correo electrónico venía acompañado de fotos con gente feliz haciendo el trámite. ¿Qué tipo de ciencia ficción es esta? ¿A quién, además de Epa Colombia, le da alegría regalar plata? ¿Quien quiere pagar impuestos en este país sabiendo que buena parte de lo que cobran se va en mantener la insaciable maquinaria de la corrupción?
Uno debe tener en su vida un doctor, un abogado y un contador de confianza, todas las demás personas son dispensables. Mi contadora se ha vuelto la persona más importante de mi vida desde que pago renta, al punto de que le hago más caso a ella que a mis jefes; lo que me diga es palabra sagrada. Todo lo que tenga que ver con mis finanzas está en sus manos y gracias a su gestión duermo tranquilo. Se la voy a recomendar al man de la Dian, a ver si sale de los líos que tiene.