En Colombia la gente se muere de bala, hambre y enfermedades prevenibles. Se muere en la sala de urgencia de un hospital mientras espera la atención que no llega. Se muere a la entrada de una clínica después de haber recorrido en ambulancia, o en carro particular, una docena de centros médicos sin que haya sido aceptado por ninguno porque la EPS del paciente se le venció el contrato con estas clínicas. Se muere a la entrada del dispensario mientras espera la entrega de un medicamento. Se enferma de covid-19 porque tiene la necesidad de salir a la calle a rebuscarse el dinero para comer, pues las poquitas ayudas del gobierno de turno tardan una eternidad ya que la burocracia que aceita las bisagras de las entregas está por encima de las necesidades de los ciudadanos. De ahí ese dualismo feroz entre morir de hambre en casa o morir por el virus en la calle.
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Ante esto, resulta sumamente indignante que, según un informe publicado esta semana por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Colombia ocupe el puesto 26 entre los países del planeta que más dinero han destinado a la compra de máquinas de guerra durante la pandemia, con una inversión que supera los 9.200 millones de dólares, ubicándose de esta manera, en el mapa regional, en el segundo lugar, después de Brasil. Así mismo, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) hizo público un informe en el que pone de manifiesto el gasto de más 20.000 millones de pesos que el gobierno de Iván Duque, en plena crisis sanitaria, hizo en publicidad oficial durante los primeros meses de la cuarentana. El dinero, proveniente del Fondo de Paz, fue distribuido a través de 15 contratos con los que se pretende posicionar la ya deteriorada imagen del presidente y mejorar su presencia en los medios de comunicación durante la pandemia. Solo en este ejercicio, Duque ha destinado –desde entonces– la suma de 28 millones de pesos diarios. Es decir, unos 840 millones al mes para hacer visible su rostro de hombre trabajador entre los colombianos.
Pero como este es un gobierno que engaña flagrantemente a los colombianos, intentó calificar de “fake new” los resultados de una investigación realizada por el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana y publicada por Noticias Uno en el que desmiente lo afirmado por Iván Duque en uno de sus programas televisivos sobre la inversión millonaria que su gobierno ha llevado a cabo durante la crisis sanitaria. Según este informe, es falso que el gobierno haya realizado una inversión que se acerca al 11.04 por ciento del PIB. Es decir, una cifra superior a los 117 billones de pesos con la que se buscaba superar las necesidades de los colombianos como resultado de la crisis social disparada por la pandemia de covid-19. En realidad, la inversión que el Presidente ha hecho en el transcurso de la crisis no supera el 2.33 por ciento del PIB, que en términos económicos reales sería lo equivalente a los 25.4 billones de pesos. La conclusión, pues, es solo una: Iván Duque le mintió a Colombia sobre la inversión económica realizada, una que el mismo informe califica de inferior con relación a las hechas por el resto de países latinoamericanos y del Caribe, que supera en promedio el 4.5 del PIB.
Desde esta perspectiva, no resultaría difícil entender por qué Colombia se encuentra en la clasificación de naciones con el peor manejo de la pandemia. En el más reciente informe de la consultora estadounidense Bloomberg sobre las medidas asumidas por la mayoría de los Estados para combatir la enfermedad, Colombia aparece en el ranquin de los países que peor manejo le ha dado al problema, con un puntaje de 48.1. En este sentido, Bloomberg asegura que “a medida que el covid-19 se ha extendido por todo el mundo, ha desafiado las ideas preconcebidas sobre qué lugares abordarían mejor la peor crisis de salud pública en una generación. Colombia está entre los peores países del ranquin (…) con una puntuación de 48.1 que contrasta con naciones como Finlandia, Noruega y Australia, que lideran con un puntaje superior a 80”.
A lo anterior, se le ha sumado las desacertadas medidas económicas asumidas por Iván Duque y su ministro de Hacienda, las cuales van en contra de la calidad de vida de los colombianos, pues no solo buscan recaudar la astronómica suma de 26.1 billones de pesos con una tercera reforma tributaria en menos de tres años, sino también gravar alimentos prioritarios de la canasta básica familiar como el café, el azúcar y el chocolate, además, por supuesto, de sacarle del bolsillo un porcentaje del salario de aquellos colombianos que devengan un poco más de un millón ochocientos mil pesos y meterle mano a las pensiones.
Es tanta la desconexión del presidente con la realidad de su país que el ministro de Haciendo llegó a afirmar para el canal de televisión de una revista que el precio de una docena de huevos era de 1800 pesos cuando en realidad cada unidad supera los 500. Esto, claro está, no solo fue motivo de memes en las redes sociales, sino también de una ola de indignación que se reflejó en un paro nacional de las centrales obreras colombianas al que se sumaron organizaciones de profesores, transportadores, amas de casas, artistas, estudiantes universitarios y profesionales de todas las disciplinas en medio del tercer pico de una pandemia que está matando a 500 colombianos por día.
“Si un pueblo protesta y marcha en plena pandemia es porque su gobierno es más peligros que un virus”, escribió en su cuenta de Twitter la señora @ahhappe.
En Twitter: @joaquinroblesza
Email: robleszabala@gmail.com
(*) Magíster en comunicación/Docente universitario.