Luego de la audaz movida del “súper” ministro del Interior y Hacienda de pasar una reforma sencillamente improcedente, vulgar, retardataria, y confiscatoria, situación que ha exacerbado los ánimos en sectores sociales que de manera nefasta han reaccionado a la imprudencia del gobierno de presentar semejante vulgaridad y facinerosa reforma, y digo facinerosa porque desde esta columna: «Estado de presión” se le advirtió al presidente Duque lo que venía, y tuvo un año para tomar medidas correctivas, preventivas y al parecer no hizo nada. Sería igual de indecoroso, mezquino y pretencioso que el “súper” ministro, indicar que Duque es el culpable, desde luego que no, lo lamentable es que nada ha hecho para remediarlo.
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Uno queda aterrado de cómo el gobierno ha sido de irresoluto para todos los temas importantes del país: se quedó corto con objeciones de la JEP cuando existían caminos que hacían inviable que el Congreso la votara, se dedico a nombrar calanchines y contramantecos quintos de no se quiensito en ministerios, embajadas y cuanta pendejada se inventaron; se dedicaron a sostenerle los amigos, cómplices, y contramaestres, meseros y no se qué mas cosas a Santos, porque había que “hacerse pacito”, para saber que al final nadie lo recordará por bueno, sino por falta de empatía, decoro, pudor, coherencia, dicotomía y obras de gobierno; se dedico a darle trabajo a los enemigos históricos de su mentor, “amigo” y mecenas.
Y es que uno pensaría que la posibilidad del límite del asombro no tiene fin, y la verdad sí, en lugar de buscar identidad y posicionamiento con un gran grueso de la población de jóvenes entre los 18 y 35 años, pareciera que quisiera verse cada día como un “pelao chévere sesentón”, cuando el país está descuadernado y con mucho por hacer… pero bueno dejemos un poquito a Duque en paz, ya bastante tiene, y como él mismo dice: “ya qué se puede hacer… ya estamos de salida”, ¡rico así don Pepe!, pero no presidente, por mas que esté de salida, aún se puede hacer mucho y cambiar el rumbo de la historia, pero: ¡por favor no mas calanchines!.
Presidente, el orden público alterado gravemente, las finanzas públicas llevadas por culpa del hombre mas poderoso de Colombia -Santos-, una burocracia gigante sin cómo pagarla, unos gastos suntuosos innecesarios, mucha parafernalia en un país pobre, con un Estado pobre, lleno de pobres; si no se corrige el rumbo, desaparecerá la única clase media que queda viva, la del Congreso, porque ya todo está arruinado. Corrija el rumbo, no sea malito, y verá que pasará del peor presidente de la historia de Colombia a todo un Estadista, sea el Kelsen colombiano como un día usted mismo me lo dijo. Hágale cuentas a los colombianos cuántos miles de millones nos cuesta por ejemplo la JEP.
Las altas cortes que en su número son excesivas, tantos departamentos, cuando pueden haber regiones, tantos congresistas, y dos cámaras, tantos gastos de representación, tantas delegaturas, embajadas y consulados; las finanzas públicas no dan tregua, el desorden público tampoco, la solución la tiene en la mano: decrete el Estado de Conmoción Interior, y los demás estados de excepción consagrados en la Constitución compatibles; saque a las calles las fuerzas militares, derogue el decreto que prohíbe el porte de armas, que entre otras es de autoría de Petro, y cite a un mecanismo donde se haga un gran acuerdo nacional refundacional, que entregue herramientas constitucionales a todo este despelote en el que estamos.
Corolario: Sin orden no hay libertad, y ¡por favor no mas calanchines!