En los últimos años, las demandas de movimientos feministas están siendo incluidas en el discurso y propuestas de sectores políticos que aspiran una posición de poder, dando cabida a que se potencien candidaturas femeninas que aparentan sumar a los esfuerzos que reclaman igualdad de género, no solamente en escenarios administrativos, sino en la sociedad pero no necesariamente con una agenda de reivindicación feminista sino ejerciéndo desde una figura femenina, políticas tradicionales. Es así como son ampliamente celebradas y exaltadas la llegada a posiciones de poder de mujeres como Kamala Harris o en el contexto colombiano, Marta Lucía Ramírez, quienes desde ánimos feministas conquistan a los votantes, pero en la práctica defienden una agenda abiertamente contraria a los principios por los que se hicieron elegir. En el caso de Bogotá, la alcaldesa Claudia López, quien además también abandera el sector LGBTI, ha evidenciado no ser la excepción a este fenómeno. Día a día vemos cómo mujeres en Bogotá son victimizadas por las decisiones del manejo de la fuerza, sus políticas económicas y la retórica de sus pronunciamientos públicos siendo la primera alcaldesa mujer de la Capital. Hoy considero urgente elevar el debate sobre la instrumentalizacón del discurso feminista con el ejercicio en la política pública, y también reflexionar sobre cómo el uso irresponsable del poder dentro de los mismos movimientos feministas también victimiza mujeres.
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El uso de la violencia como herramienta de represión femenina
Recordemos la marcha feminista del 14 de febrero de 2020, cuando un grupo de alrededor de 40 mujeres se concentraron frente al Parque Nacional en protesta contra dos feminicidios ocurridos en Bucaramanga y contra el policía que habría violado a una mujer en Bogotá, que la misma alcaldesa reconoce sin sonrojarse que fueron desalojadas con exceso de la fuerza por parte del ESMAD. Es esta actitud que vemos repetirse en diferentes situaciones, como también podemos recordar que en medio de plena pandemia, mientras la ciudad se encontraba bajo el decreto de cuarentena junto con la consigna “quédate en casa”, la burgomaestre ordenó desalojar diversas familias en el sector Altos de la Estancia, y arremete con exceso de violencia en contra de comunidades indígenas Embera en la Candelaria y en Ciudad Bolívar generando la toma del parque Tercer Milenio.
De esta serie de situaciones se destaca cómo la falta de empatía por parte de López multiplica cada acción mediada por la fuerza del Esmad en todo un ataque, principalmente contra las mujeres de estas familias, madres de hogar e hijas no sólo dentro poblaciones vulnerables, sino también hacia mujeres comerciantes que demandan legítimas garantías para llevar sustento a sus hogares, que no les son brindadas mientras no se les permite trabajar sus negocios.
Por otro lado, también quiero llamar la atención sobre el episodio de estigmatización que protagonizó la alcaldesa en contra de Karen Álvarez, una joven estudiante que marchaba el 15 de Junio de 2020, y fue violentada por el esmad.El asunto es que tras conocerse el estado de salud de la joven siendo menor de edad, la alcaldesa responsabilizó a los acudientes de que la víctima estuviera reclamando su legítimo derecho a la educación. Según informaron medios locales, la madre de la joven denunció que tras las incendiarias declaraciones de López, su familia recibió amenazas en contra de sus vidas, lo que puso en grave riesgo su integridad.
En este día, y aunque a diferencia del resto de situaciones descritas, quiero destacar los casos más conocidos de desconexión y desconocimiento en el apoyo a la comunidad LGBTI, el de Alejandra Monocuco: Mujer Trans, quién murió por la negligencia e indiferencia de la administración distrital; y el decreto llamado: «Pico y Género» que generó múltiples vulneraciones por parte de la policía a la población Trans, siendo ampliamente criticado por periódicos internacionales como «The Guardian» o «The New York Times».
Con respecto a la gestión de la política económica es para mí vergonzoso tener que señalar, que la candidata electa de mi partido, a quién confíe mi voto con el ánimo de superar las medidas regresivas de la administración de Enrique Peñalosa, haya instrumentalizado el reconocimiento de las labores domésticas y presente a la opinión pública una engañosa política de renta básica en Bogotá. Las ayudas que son entregados a manera de limosna por la Bogotá cuidadora, no cubren necesidades básicas de un hogar, sin cumplir ni siquiera los estándares de la CEPAL al respecto de no formularse sobre la línea de pobreza. El empobrecimiento de las mujeres clase media que la eligieron, son omisiones por parte de la alcaldesa que van en detrimento de las mujeres más indefensas del país.
Ante estos hechos, hago un llamado de atención a no instrumentalizar el feminismo con fines proselitistas políticos, cuando en el ejercicio del poder se atenta directa y descaradamente contra aquello que se juró defender.
La instrumentalización del feminismo con fines demagógicos
La praxis feminista que Claudia López representa es, como mínimo, desconcertante. Después de los evidentes ataques denunciados en este documento contra la población femenina por parte de su administración, lo que en todo caso es un ataque a los principios del feminismo en sí mismos, y yendo tan lejos como nunca nos imaginamos La alcaldesa fue capaz de instrumentalizar una lucha sagrada que ha cobrado no solo vidas de mujeres que nos han antecedido, sino además la dignidad de quienes creemos en estos movimientos en contra de las violencias específicas hacia las mujeres y a favor de la equidad, con fines electorales en la pasada campaña para sacar del camino a un contrincante.
Quiero referirme a las víctimas del falso positivo que no ha dejado de fraguarse en contra de Hollman Morris, siendo las mujeres que hacen parte de su vida quiénes tengan que sufrir la estigmatización que sobre él recayó, para que sea la entonces también Claudia López, la alternativa de empoderamiento femenino.
Me abstengo de hacer una referencia con nombres propios, pero quiero enviarle un saludo fraterno a la compañera, madre, hija o amigas de Hollman que han convivido con el fantasma de la monstruosidad que quieren hacer recaer sobre su compañero, padre, hijo, amigo durante estos años, por ser también víctimas de un falso positivo con fines demagogos y politiqueros. Hoy que una a una de las demandas van fallando a favor de Morris y podemos ver cómo se dieron acusaciones sin fundamento que sólo hicieron ruido pero no convencen formalmente una autoridad judicial, se esclarecen los intereses de un proyecto político por engañar votantes haciendo creer que se estaba librando una defensa efectiva de los derechos de las mujeres, cuando sólo se performa en medios una vulgar cacería de brujas.
Los movimientos feministas propenden por la equidad de género, no por una dinámica en la que las oprimidas pasan a ser opresoras, que aunque se sean críticas frente a una justicia históricamente desfavorable hacía nosotras, que ha procurado por desconocer nuestros derechos de que fue constituida, no podemos tomárnosla por nuestras manos para estigmatizar personas en favor de intereses distintos a forjar una justicia horizontal para todos y todas.
A dos años más cerca de aquel momento de que los ataques contra el entonces candidato a la alcaldía vulneraron su derecho a la legítima defensa vemos cómo en una administración que atropella a las mujeres con el uso excesivo de la fuerza y que no brinda garantías de políticas económicas que las favorezcan, pero que después, de manera astuta, se desentiende de las acciones de los uniformados policiales criticándolos públicamente, como si hubiera delegado, no sabemos en quién, la jefatura del cuerpo policial de la ciudad mientras infantiliza y engaña abiertamente a la ciudadanía; me atrevo a preguntar:
¿Quién dió la orden?
¿Qué fuerzas están detrás de que se mantenga un engaño a la ciudadanía mientras se les hace creer que se le defienden sus derechos?
Si como mujeres nos preguntamos por qué hay un aparente crecimiento y aceptación de agendas feministas, pero también notamos que todo sigue igual que antes, será porque en la práctica seguimos eligiendo machos que habitan cuerpos de mujeres.
Es por esto que en mi condición de militante y edilesa del Partido Alianza Verde hago un llamado a quienes en conciencia saben que el actuar de la alcaldesa no ha sido garante de derechos tanto de ellos como de nosotras, para que de cara a la próxima contienda electoral reivindiquemos los verdaderos principios e idearios de nuestro partido y marchemos en filas hacía donde quienes defendemos la vida, la democracia y la paz tengamos cabida. No repitamos el mismo error que en Bogotá.
Camila Manzanares – Edilesa de Teusaquillo / @camilaporlavida