Opinión

Todo por un meme

Lo que más llamó la atención del día sin IVA no fue que los almacenes jugaran con los precios a placer para aprovecharse de la medida, sino ver cómo la gente se hace matar por la tecnología. Porque sin IVA estaban muchos productos, incluidos ropa y útiles escolares, pero fue en los locales donde venden electrodomésticos y similares donde se presentaron aglomeraciones como si el mundo se fuera a acabar. Parecía marzo de nuevo y que en vez de computadores estuvieran vendiendo papel higiénico.

Aunque entiendo que la gente se mate por comprar tecnología, que se ha vuelto un símbolo de estatus cuando en realidad es señal de pobreza, mental principalmente. No estoy hablando de dinero, esto no se trata de juzgar a alguien que se compre a 36 cuotas un celular de última tecnología o un televisor que hace ver todo de tamaño natural, que cada uno verá qué hace con la plata que tiene (o que no). La vida cada vez es más cara, comprar casa propia es imposible y estudiar en la universidad tiene también precios prohibitivos, por lo que hay que agarrase de lo que sea para sentir que tenemos una vida cómoda e incluso con lujos, y ahí es cuando la tecnología se vuelve importante. Con un celular, un computador o una tele nueva tenemos acceso a redes sociales y a plataformas de video, lo que equivale a entrar al mundo, a sentirse parte de algo, a que se puede acceder a lo que sea y ser igual a cualquiera, incluso a aquellos que admiramos o envidiamos. Es decir, es una forma de sentirse validado socialmente.

Por eso nos la pasamos pendientes de cualquier pantalla que tenga conexión a internet, tuiteando y posteando cosas en Instagram, pretendiendo tener la inteligencia que no tenemos y la vida que no llevamos, y de paso haciendo bobadas en TikTok, que en plata blanca viene siendo una plataforma para hacer fonomímica, actividad que en el colegio, mucho antes de la aparición del internet, ya era ridícula. Y creemos que estamos pegados a la tecnología por placer o por trabajo, cuando lo cierto es que es una adicción horrible que nos lleva a no despegarnos del celular ni para ir al baño y a dormir con él junto a la almohada. Eso es pobreza mental porque pensamos que si ya nos gastamos un cerro de dinero en algo que no necesitábamos y que es nuestro mayor tesoro, lo mejor es sacarle el mayor jugo posible. Y encima los hacen tan bonitos y tan rápidos que vivir pegados a la red a través de un buen dispositivo no solo nos hace sentir conectados, sino ricos, lo cual termina siendo un espejismo.

En internet pasa de todo y al mismo tiempo no pasa nada, y aunque tiene muchas cosas buenas es como si nos estuviera comiendo vivos, entre más tiempo pasamos allí más exhaustos y aburridos quedamos. Por eso resultan llamativas las congestiones del día sin IVA, es como si quisiéramos morirnos a la fija: o nos mata la tecnología o nos mata el coronavirus. Y lo más triste es que tanto esfuerzo, tanta montonera y tanto gastar millonadas, solo para poder ver series pedorras de Netflix que las personas recomiendan como como si fueran la octava maravilla, mandar unas fotovergas horribles y participar en chats familiares a los que nos les cabe una noticia falsa más. El día sin IVA fue el viernes apenas y ya hay gente que desde su nuevo iPhone está mandando el meme del Niño polla que dice que es un médico que murió curando a enfermos durante esta pandemia. Es que no merecemos ni el aire que respiramos.

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