¿Necesitamos influenciadores de moda sentados en primera fila?

¿Se imaginan estar en el 2020 y todavía seguir culpando a los influenciadores por estar presentes en las semanas de la moda?

El comienzo de las semanas de moda mas importantes en el mundo congrega los ojos de la industria en los diseñadores y sus desfiles, las celebridades que asistirán y los influenciadores y críticos que estarán masificando – y dando de que hablar- durante un mes completo en Nueva York, Londres, Milan y Paris.

Una de las revistas digitales más importantes de moda, Fashionista.com, publicó un artículo sobre como las semanas de moda son una perdida de tiempo, agotadoras y desorganizadas, y mencionando que la culpa de esto recae en parte en los influenciadores. Si, el mismo tema reciclado de hace diez años.

Dentro del artículo, anónimamente, un editor de moda asegura que antes ir a las semanas de la moda valía mucho mas la pena que el espectáculo en el que se ha convertido hoy en día. Es problemático, mencionan, que un comprador esté sentado en una segunda fila mientras un influenciador esté en primera por la presencia en redes sociales que quieren las marcas. Otros apuntan como los influenciadores se concentran en hacer las mejores historias para Instagram sin disfrutar la experiencia en vivo para la gente que SÍ trabaja y TIENE el poder en diferentes aspectos de la indsutria de la moda.

Tenemos que empezar diciendo que los desfiles de moda ya no se conciben – ni se pueden pensar -como antes. Esta era digital ha cambiado la forma en como la información se edita y se difunde pero sobre todo, quién lo hace. El poder ha rotado a los influenciadores, instagrammers, tik tokers, celebridades y que estemos en el 2020 todavía discutiendo sobre lo que fue y ya no es, es absurdo.

Los que trabajamos en la industria de la moda sabemos que no es culpa de los influenciadores que el comprador se encuentre en segunda fila sino de la distribución de asientos hechas por el relacionista público (PR) de la marca y los organizadores de los desfiles.  Son ellos los que deciden la relevancia que su evento puede llegar a tener al sentar a X o Y persona en primera fila, pues entienden perfectamente la conversión en audiencia que pueden llegar a tener desde sus telefonos móviles o simplemente con su presencia.

He visto cómo estas personas que aclaman que “SÍ trabajan en la industria” piden consejos de estos “aspirantes” para entender mejor su público a través de las plataformas y redes sociales y, convenientemente, los usan para “mantener su poder en la industria”. Estas grandes figuras de la moda que despotrican de los influenciadores se ven al dia siguiente haciendo videos en Instagram con ellos o usándolos en editoriales de moda para aumentar vistas o ventas.

Se entiende que estas grandes entidades de la moda, editores, periodistas y críticos que vivieron la pre-transformación de los medios tienen la presión de que si llegan a fallar en adaptarse y evolucionar, les cueste su relevancia en la industria de la moda moderna. Sin embargo, si ya no estas agarrando a tu público, el problema es propio y no de las nuevas plataformas o los influenciadores. Por ejemplo, hace diez años yo amaba leer a Suzy Menkes. pero hoy prefiero leer a un chico de 22 años, Luke Meagher, que está mejor equipado en habilidades comunicativas y en el uso de plataformas modernas, cambiando completamente el discurso de consumo de moda y siendo una nueva voz de su generación. ¿Es culpa de los influenciadores que las nuevas audiencias prefieran leer tweets cortos y capciosos sobre una colección que un extenso y pagado reporte de Vogue Runway?

Cuando vean a un influenciador en primera fila haciendo historias para instagram sobre el desfile, twitteando memes sobre lo mal que está la industria o un Tiktok con su compañero de fila, recuerden que ellos fueron puestos en ese lugar por alguien que entiende la importancia que tienen para la visibilidad de su evento. El comprador hará muy bien su trabajo sin importar su asiento.

Los invito a que tomen responsabilidad si se resbalan de la pirámide jerárquica del sistema moda en vez de culpar anónimamente a gente que probablemente está a la vanguardia en los nuevos medios de comunicación.

 

 

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