Opinión

El concejal abusivo

“Hollman Morris fue ingenuo. Pensó que si censuraba mi programa yo, de algún modo, iba a dejar de presentar mis opiniones”: Mar Candela

“La censura es la menor de dos hermanas despreciables: la otra se llama Inquisición”: Johann Nestroy

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El pasado martes 5 de febrero presenté el programa ‘Mujer y Sociedad”, como cada martes a las 4 de la tarde a través de la plataforma virtual de Publimetro Colombia. Unos minutos antes de empezar la transmisión del programa, el director de este medio –Alejandro Pino Calad–, me comunicó que había recibido una carta de Edward Leonardo Vela, abogado de Hollman Morris. En esta carta el apoderado del concejal hacia la petición, casi exigencia, de que el programa no saliera. Para esto, apeló al artículo 20 de la Constitución Política, que dice: “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de igualdad. No habrá censura”.

El programa se emitió exitosamente y abordé el intento de censura por parte del Concejal. Conté con el testimonio de Lina Castillo, quien fue una de las denunciantes de acoso por parte de Hollman Morris. Asimismo, estuvo con nosotras la psicóloga Liliana Olaya, experta en violencias con perspectiva de género.

Tengo varios interrogantes sobre esta situación y estoy convencida de que Morris ejerció un abuso de poder por partida doble. Ejerció censura contra el medio, del cual hago parte, y contra mí. Intentó callarme. Primero, pretendió intimidar jurídicamente al director de un periódico. Morris considera que el medio está a su servicio y que tiene poder para determinar de qué forma trabaja el director. Desde luego, Alejandro Pino defendió la libertad de prensa, expresión y opinión.

Segundo, Morris cometió un abuso de poder conmigo. Él sabe perfectamente quién soy. Soy una activista barrial, cuya herramienta de poder es su palabra. Mi voz es la única herramienta con la que cuento para defender lo que considero causa justa. Morris sabe que no poseo poder político, económico y social; él sabe que solo cuento con mi voz. A través de ese acto, el concejal quería demostrarme que él es intocable y que soy una insignificante mujer. Hollman Morris fue ingenuo. Pensó que si censuraba mi programa yo, de algún modo, iba a dejar de presentar mis opiniones. Invito a todas las mujeres que conocen de sus acciones abusivas y machistas a denunciar ahora, justo ahora antes de campaña, para que el país entienda que las mujeres no pensamos tolerar machos abusivos aunque posen de libertarios progresistas en el poder político.

¿Se imaginan ustedes lo intimidante que debe ser él en lo privado? Si siendo periodista, censura medios y a otros colegas, en igualdad de condiciones de clase y poder, ¿cómo será con las personas que no pueden encararlo con falta de poder y miedo?

Lo digo abiertamente, aunque le tengo cierto miedo a las represalias de Hollman Morris, él no me verá temblar, ni sentirá ningún quebrantamiento mínimo de mi carácter a causa del miedo que me produce. Les digo abiertamente y absolutamente convencida: este hombre no merece la Alcaldía de Bogotá. Quién se considera intocable no merece ningún poder político, no lo recomiendo ni para presidente de la acción comunal de un barrio. Lo considero un ser humano malo, porque siempre he pensado que ha de ser muy mala persona quien se atreve a censurar. Sin libertad de expresión no hay democracia. Este hombre no representa la política del amor si no la política de terror y horror.

Actualmente, no encuentro ninguna diferencia ética entre él y los liderazgos políticos que él ha criticado. No puedo afirmar nada. Sin embargo, hago ejercicio de la duda razonable. Me pregunto igualmente: ¿tendré que preocuparme por daños a mi integridad psicológica, moral, social o física después de enfrentarme sin filtros a un concejal que abusa de su poder?, ¿viene una inquisición contra mí después de este intento de censura?, ¿pensará Hollman Morris denunciarme penalmente a mí, y a todas las mujeres que señalamos sus conductas machistas y que le cuestionamos en mi programa? Traigo a la memoria la maravillosa idea de Mercedes Sosa: “toda censura es peligrosa porque detiene el desarrollo cultural de un pueblo”.

Mar Candela 

Ideóloga de Feminismo Artesanal

 

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