Hay sutiles diferencias que puede marcar un cambio radical en los resultados de lo que hacemos, en la manera en la que vemos y percibimos las cosas e, incluso, en la forma en la que pensamos nuestra propia vida. Y si bien en ciertos aspectos puede parecer muy subjetivo, gracias a que como consecuencia de nuestro ego nos resulta difícil escucharnos a nosotros mismos y entender que no siempre tenemos la razón, vale la pena tratar de hacer una pausa y analizar en donde podemos poner un alto en pro de ser un poco más objetivos y justos a la hora de pensar, hablar y actuar.
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Hay sutiles diferencias, por ejemplo, entre opinar e informar, cosa que algunos medios de comunicación muchas veces pasan por alto, permitiendo que sus líneas editoriales se conviertan en bandera de sus ideas o en herramientas de mercadeo, sacrificando muchas veces el balance de la información y la objetividad que la audiencia merece.
Hay sutiles diferencias entre liderar y mandar, ya que un jefe solo sabe mirar desde su miope orgullo o sobrevalorado ego; mientras que un verdadero líder entiende que el éxito se mide en el avance, consolidación y fortalecimiento de una idea que apoya los objetivos en los que trabaja, y que permite el avance general de todos los que lo hacen posible.
Sutiles diferencias entre preguntar y juzgar, ya que con la pregunta queremos resolver una duda que debería ser legítima, es decir, tiene por objetivo darnos luz en algo que no tenemos claro o tal vez no conocemos; sin embargo muchas veces lanzamos preguntas con veneno, disfrazando tras ella un juicio de valor que hemos hecho ante una situación o una persona, lo cual terminará siempre en malos entendidos o desencuentros, ya que para quien pregunta, cualquier respuesta será poco satisfactoria gracias a que no encaja dentro de sus juicios previos.
También existen estas diferencias entre desear y merecer, ya que la cabeza puede volar y podemos desear esta vida y la otra, pero la manera en la que actuamos determina si merecemos recibirlo o no, si estamos preparados para valorarlo, aprovecharlo y disfrutarlo, o si por el contrario al llegar esa oportunidad o sueño que tenemos, va a darnos tres vueltas y dejarnos sin nada.
Hay una sutil diferencia entre ser avaro y ser ambicioso, ya que el avaro solo quiere acumular para sí mismo y en el más amplio de los casos para aparentar gracias a que necesita suplir las deficiencias emocionales que tiene a través de lo que cree una validación de otros gracias a su status; la ambición, por otra parte, es la renuncia al conformismo, es un motor que busca que todo sea mejor y que genere un impacto real.
Hay una sutil diferencia entre querer y amar, ya que querer está ligado a desear, poseer, y obtener; amar, por otra parte, tiene que ver con liberarlo todo, entregarlo todo, y sentir paz cuando aquello que amamos se siente feliz y pleno, amar es darnos para encontrarnos. Y ya para cerrar, puede existir una sutil e importante diferencia entre la vida que vives y la que para ti sueñas, y con esta diferencia, el truco está en poder fijarte en la manera en la que inviertes tu tiempo cada día, de forma que lo que hagas siempre esté en sintonía con eso que para ti sueñas. No es sencillo, requiere de valor, pero es posible, y con eso basta.
Zalman Ben-Chaim
@Zalman5K