¿Cómo vas con los propósitos de inicio de año? A esta altura, al menos el 75% de estos ya deberían haberse completado. Uno de los más habituales tal vez es hacer ejercicio, parecería que al llegar el fin de año, a la mayoría de personas les embarga un afán por sentirse saludables, enérgicos y activos, pero también parece ser el primero de esos propósitos en ser abandonado.
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Como es bien sabido, hacer ejercicio físico tiene grandes beneficios para el cuerpo, para nuestra salud y es de gran ayuda también para nuestra mente; pero no es ese el tipo de ejercicio que motiva mis líneas en esta oportunidad. El ejercicio al que me quiero referir es un hábito diario y no un propósito de fin de año, y es el que hagamos con nuestra mente, no solo para que sea sana y nuestro cerebro se fortalezca y mantenga un buen funcionamiento, sino para que construyamos hábitos nuevos y, por consiguiente, hagamos crecer nuestros conocimientos, habilidades, aptitudes y cualidades, mientras mejoramos nuestras actitudes día tras día.
Creamos en nuestros deseos; si crees que puedes, lo logras; si crees que no puedes, también tienes razón. Por consiguiente, la manera en la que enfoquemos nuestros pensamientos será determinante en el resultado. Y es que si somos sinceros, es más fácil enfocarnos en lo negativo, en lo que no nos gusta o nos incomoda, en vez de identificar cómo lo podemos transformar. El simple hecho de trabajar en cómo vemos las cosas, situaciones o personas y cómo cambiamos el enfoque de las mismas pueden transformar de una manera determinante nuestras vidas.
Si piensas que tendrás un buen día, todo lo que verás son cosas que se sumen a ese pensamiento; pero si piensas que será aburrido, complicado y lleno de problemas, así será… Puedes entrenar tu mente y la manera como lo hagas definirá tu destino. Es algo que no se debe tomar a la ligera ni dejar pasar por alto, ya que ese entrenamiento es aún más importante que el de tu cuerpo, porque puede ser determinante para tu estado de ánimo, para tu desarrollo personal y profesional e incluso para tu salud.
Si entrenas tu mente de la manera adecuada, empezando por cambiar el enfoque de cómo ves las cosas, y lo orientas a ver lo bueno y positivo, tu estado de ánimo mejorará, lo cual querrá decir que tendrás mas energía y una mejor disposición para las actividades que realices. Un trabajo mejor ejecutado, con mayor energía, foco y ánimo tendrá inevitablemente excelentes resultados. Por el contrario, si te dejas llevar y no haces nada por entrenar tu mente en estos aspectos, al caer tu ánimo caerán tus resultados y posiblemente tus defensas, haciéndote más vulnerable a la enfermedad (lo cual, no es una afirmación fantasiosa, sino un hecho científico comprobado).
Una mente bien entrenada y enfocada es tu mejor herramienta; una mente débil y dispersa será tu peor enemiga. Pero en cualquier caso, es tu elección ponerte manos a la obra y trabajar en entrenarla, o simplemente abandonarla como los propósitos que esperabas cumplir el año pasado y el anterior, pero que tal vez estarán entre los primeros para el siguiente, tú decides.