En la carrera quinta entre las calles 24 y 26 se encuentra uno de los uno de los edificios más bonitos y emblemáticos de Bogotá. Un edificio que en agosto pasado cumplió cumplió 80 años. Es decir, se inauguró como parte de los festejos de los 400 años de vida de Bogotá.
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Es la sede de la Biblioteca Nacional, un monumento viviente de la ciudad y de la nación, pues en él se mantiene viva parte de la memoria del país. Es un ejemplo de la transición entre la arquitectura republicana y el modernismo, que estaba a punto de llegar a Colombia.
Este edificio edificio macizo y robusto siempre se ha robado las miradas de quienes caminan por el parque de la Independencia o transitan por la Avenida 26. Ha sido un testigo silencioso de los cambios vertiginosos que ha vivido Bogotá en casi un siglo y hoy es vecino de edificaciones igual de emblemáticas de la ciudad, como lo son el Museo de Arte Moderno y la Torre Colpatria,
Los amplios espacios que lo rodean permiten recorrerlo en tres de sus cuatro costados. Y, una vez adentro, da gusto caminar por sus amplios corredores. Allí se conservan una colección de cerca de dos millones de impresos y verdaderos tesoros, entre ellos 48 libros incunables, 30 mil libros publicados antes de 1800, así como una gran cantidad de libros raros y curiosos. Puede decirse que allí se guarda un ejemplar de todos los libros publicados en Colombia a partir de 1830.
Pero no solamente es un enorme depósito de material impreso y audiovisual. Allí también se llevan a cabo gran cantidad de exhibiciones y eventos culturales.
La primera biblioteca pública que tuvo Bogotá se fundó en 1777 durante el gobierno del virrey Manuel Antonio Flórez. Al independizarse la actual Colombia de España pasó a lla marse Biblioteca Nacional. Esta había estado alojada en el palacio de San Carlos y, a partir de 1822, en el edificio de Las Aulas, ubicado junto a la iglesia de San Ignacio, a media cuadra de la actual Plaza de Bolívar. Durante muchas décadas compartió este espacio con el Museo Nacional y al entrar Colombia en el siglo XX se hizo necesario darle una nueva sede.
Por ese motivo el ministerio de Obras Públicas, atendiendo las gestiones de Daniel Samper Ortega, decidió financiar su construcción. El arquitecto Alberto Wills diseñó el edificio, que se construyó entre 1932 y 1938. Estaba ubicado en el costado sur del Parque de la Independencia, pero la construcción de la avenida 26 lo separó del parque. El edificio, así como todas las colecciones que conserva, fueron declarados Monumento Nacional en 1976. Un monumento vivo y muy activo que bien vale la pena visitar y recorrer.