Donald Trump acusa al periodismo de ser enemigo del Estado, las noticias falsas tienen la credibilidad de la profesión en jaque, los recién egresados quieren ser jefes de redacción o editores sin saber “cortar un cable” u “oler la calle”; la reportería, en muchos casos, se limita a Google y hasta los que se precian de veteranos caen en cosas que van de la mano del error, pero se sustentan en la soberbia misma. Ah, y ni hablar del periodismo amparado en padrinos políticos para estar en medios públicos. El siguiente caso es real, pasó hace pocos días en Medellín e ilustra el facilismo al que hemos llegado.
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Camilo Sixto Baquero es un periodista deportivo con más de 35 años de experiencia. Durante las mañanas hace parte de un programa del canal público Teleantioquia llamado Consejo de redacción. Allí analizan temas de la coyuntura política, social y noticiosa de la región. Baquero hace una sección deportiva, pero también opina de todo. Cabe anotar que en el periodismo el consejo de redacción es el espacio más sagrado; allí se definen las temáticas a tratar, se analiza lo que se hizo bien o mal y se dicta toda la línea editorial. Repito, es sagrado. En el caso de este programa, que se emite muy de mañana, el formato es informativo, de opinión y lo del consejo es solo nombre.
Pues bien, una señora aborda a Sixto Baquero y le cuenta que ella tiene conocimiento de que Fernando Monetti, arquero argentino de Atlético Nacional, había retirado a sus hijos del colegio en donde también estudian los hijos o el hijo de la señora en cuestión. Por estos días, la situación del club verde de Antioquia no anda muy bien en lo deportivo y eso redunda en una serie de rumores que hablan de problemas internos. Esto se difunde en medios y se agiganta en la hinchada. A eso adicione que Monetti, en el partido de la Libertadores que Nacional perdió 2 a 0 ante Tucumán en Argentina, cometió un craso error que desembocó en la primera anotación del local. Todo un caldo de cultivo el que acabo de describir.
Baquero recibe la información de la señora y al aire, en el programa Consejo de redacción, dice: “Ojalá las cosas realmente le salgan a Nacional porque por ejemplo, en el caso del arquero argentino, retiró ya los niños del colegio donde estudiaban. Apunta entonces a lo mejor que renuncia del equipo o lleguen a un acuerdo con el equipo porque el arquero realmente en este momento no le da para tapar con Nacional. Hablo de Monetti, el extranjero (sic)”.
(En este trino pueden ver la declaración del periodista en video):
https://twitter.com/sanpolitano/status/1030060558232559616
De inmediato en redes y en los corrillos de los hinchas la cosa tomó fuerza. ¿Se va Monetti? ¿Hay crisis? ¿Qué pasó? Un sinfín de versiones… El único “pequeño detalle”, amigos lectores, es que el señor Fernando Monetti ¡no tiene hijos! Vive feliz en Medellín con su novia.
La noticia era completamente falsa, sin ton ni son y así la sacó a la opinión pública el periodista Sixto Baquero. Ya en el transcurso del día desde su cuenta en Twitter y enterado del asunto, @sixto_baquero escribió: “Fui asaltado en mi buena fe… te doy esta respuesta a vos porque sé que no hay mala fe… gracias por su comprensión” (acá el enlace del trino:).
Hola Pedro saludos…fui asaltado en mi buena fe…te doy está respuesta a vos porque sé que no hay mala fe… gracias por su comprensión.
— Camilo Sixto Baquero (@sixto_camilo) August 16, 2018
Difiero con Camilo Sixto, no fue asaltado en su buena fe, lo que hizo fue no acatar todos los preceptos básicos del periodismo que hablan de confirmar fuentes, desconfiar de las mismas, corroborar la información que le dan, indagar, preguntar, investigar, llamar a las partes (en este caso al arquero Monetti) y ya con la certeza, dar la información. Es que lo dijo en un medio masivo de comunicación, no al son de un tinto en una cafetería ante un interlocutor. Eso sí, le valoro el hecho de reconocer el error, pero no deja de tener un tufillo de mala fe y hasta de pereza el soltar una información, así como así, para decir que “al arquero no le da para tapar en Nacional…”.
Un ejemplo del facilismo en nuestra profesión. Gabo se estaría revolcando en su tumba. Bien lo leí en un editorial de The New York Times: “Un público bien informado tiene las mejores herramientas para eliminar la corrupción y, a largo plazo, promover la libertad y la justicia.” “Los reporteros y editores son humanos y cometen errores. Corregirlos es crucial para nuestro trabajo”.
Ánimo, Camilo Sixto, lección aprendida; a todos nos puede pasar, pero que no se vuelva costumbre.