Como Raúl Gutiérrez Sánchez fue identificado el ciudadano cubano capturado la semana pasada por parte de la Fiscalía General de la Nación, que extrañamente había entrado de manera ilegal al país y, como consecuencia, su permanencia en territorio colombiano era irregular. Los organismos de inteligencia de España -quienes de manera efectiva venían haciendo una detallada trazabilidad al ciudadano cubano que “extrañamente” se movía como un nómada en la región del eje cafetero- por cooperación alertaron a las autoridades migratorias y a organismos de seguridad local, para dar con la captura de este sujeto en Pereira.
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La noticia tiene un alto grado de alerta, dado que según las declaraciones del presunto terrorista al servicio de ISIS, estaría planeando dar golpes terroristas en Bogotá, especialmente en un lugar público concurrido por ciudadanos estadounidenses y funcionarios de la embajada de Estados Unidos, asunto que prende las alarmas, en primer lugar porque no es la primera vez que suceden hechos estrechamente ligados con el terrorismo trasnacional, especialmente con radicales islámicos que tengan mucho o bastante que ver con Cuba y grupos terroristas en Colombia. En el pasado se había denunciado la compra por parte de las Farc de cerca de 50 misiles tierra – aire a un grupo terrorista islámico.
Lo realmente preocupante para Colombia en medio de un proceso electoral, y desde luego por ser un país geoestratégico en la región, es que hace prender todo tipo de alertas, tratándose de amenazas reales a la seguridad pública y el orden público, de extranjeros que pretenden atentar contra funcionarios diplomáticos y ciudadanos inermes. La política migratoria de Colombia debe ser mas robusta y desde luego contundente para contrarrestar todo tipo de amenaza, no solo en aeropuertos y puertos marítimos, sino en todas las fronteras a lo largo y ancho del país. Hechos como estos no deben analizarse como un hecho o fenómeno aislado.
Recordemos cómo fue muy probablemente asesinado en Argentina el fiscal Nisman, quien estaba investigando un atentado en contra de la Asociación Mutual Israelita de Argentina, al parecer por fundamentalistas islámicos que antes de su llegada a ese país hicieron tránsito por Colombia. No quiero decir con esto que los hechos tengan algún tipo de relación directa, como tampoco se puede descartar, lo cierto es que también en ese mismo año un hecho sin precedente hacía noticia: Colombia retenía un buque chino procedente coincidencialmente de Cuba con cerca de 3000 proyectiles para cañones de artillería, y cerca de 100 toneladas de pólvora.
Tampoco es simple coincidencia que justo en un momento muy tenso entre el gobierno nacional de Colombia y el ELN, grupo terrorista de extrema, explotara una bomba en el centro comercial Andino, la cual dejo numerosas pérdidas humanas, sin contar el pánico que aún se vive en dicho centro comercial. “Nunca se logró” determinar la responsabilidad material de este atentado, cuando en casos como el del narcojet lograran hacer la trazabilidad de las camionetas vinculadas en la investigación en solo cuestión de horas. Ahora, pese a que las versiones vinculaban a una ciudadana francesa de origen filipino, nunca nada se aclaró, como tampoco se descartó la posible participación de extranjeros cubanos o venezolanos. Lo cierto del caso es que somos muy frágiles e inermes al terror, nos falta mucho, quizás otro camino para recuperar el rumbo.