Opinión

Abogo por una Colombia putamente libre

Como feminista, trabajo por mi país en pleno, obviamente desde el principio ético de que no podemos lograr un país justo sin nuevas ciudadanías capaces de asumir el voto con responsabilidad. Nuevas ciudadanías enemigas del sexismo, racismo, clasismo y toda injusticia social. Nuevas ciudadanías dispuestas a ser radicales, no en la derecha o en la izquierda, radicales en la defensa de lo justo. Entiendo que los cambios estructurales no se dan sin combatir las prácticas políticas desde adentro

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No pocas veces me he sentido tentada por el partidismo, no solo como defensora de derechos o como feminista, sino como ciudadana. Y no ha sido fácil decir que no. Porque la posibilidad de mejorar muchos aspectos personales en mi calidad de vida dentro del partidismo es mucho mayor que fuera. Por eso no juzgo a las decenas de mujeres que han hecho partidismo para lograr su empoderamiento personal. No obstante, yo no he podido hacerlo porque cada vez que me he acercado a algún partido siento que mi trabajo ahí será el de una sirvienta política a nombre de patriarcas con renombre, y que a lo más que puedo aspirar es a ser la marioneta de ideas y postulados radicales con intereses centrado en los egos y no en el servicio real a las bases ciudadanas, aún cuando sus banderas sean la defensa “del pueblo”.

Solo puedo opinar desde mi mirada. Como ciudadana del común, que ha cuestionado desde su realidad al gobierno de su país sin tener mayores estudios de político o algo similar, solo con criterio propio y sentido de justicia social; como una ciudadana que no sufre de un patriotismo enfermo, desbordado y fanático y que por lo contrario sabe muy bien qué significa haber nacido en este infierno llamado Colombia, que entiende perfectamente la gran diferencia de nacer siendo alguien con nombre y con poder a nacer siendo nadie. Como una nadie más de mill0nes de personas “nadie” que mueven no solo las bases estructurales de la economía del país, ya que las personas más pobres son quienes con su trabajo mal remunerado hacen a las personas más ricas. Mucho más ricas.

Como una nadie que entiende que justamente las personas “nadie” mueven la mayoría de votos. Porque, guste o no, la inmensa mayoría de ciudadanía colombiana no es estrato 4, 5 ó 6. Sin ninguna vergüenza puedo decir que soy una nadie que por muchos años de política no entendía, que aún está aprendiendo y que hoy confiesa que por ignorancia muchas veces le fallé a mi país con mi voto.

Y tengo pleno convencimiento de que Colombia no será una ciudadanía putamente libre mientras la corrupción sea quien gobierne. Mientras en el Congreso de la República no exista gente que no solamente tenga buenas intenciones, discursos impecables y experiencia política, sin dudosa moral y ética a señalar, o sin investigaciones por delitos. Gente sencilla. Gente con alto nivel de empatía. Gente sin delirios de superioridad. Gente que aparte de tener títulos profesionales tenga absoluto compromiso con los derechos de todas las personas, en especial de las minorías. Las elecciones me han dejado una sensación de positivismos al mismo tiempo que una moderada tristeza.

El expresidente, a mi juicio, con más denuncias en la historia de Colombia (Álvaro Uribe Vélez) es el más votado para el Congreso, pero soy optimista pues dos de los tres congresistas más votados son Antanas y Jorge Robledo, claramente dos opositores al Uribismo, aunque sean de corrientes diferentes. A esto sumamos al nuevo senador inexperto en política, el escritor antes que político Gustavo Bolívar, que sin duda estará a los ojos exigiéndole a Uribe responder por cada una de las denuncias que ha evadido.

Existe una coherencia en el discurso del profesor Antanas que le permite permanecer en el tiempo. Aunque algunas de sus propuestas de país no me gustan y no voté por él, me satisface enormemente que haya llegado y que lo haya hecho sobradamente. Estoy dichosa de saber que Ordoñez se quemó en su propia hoguera al igual que lo hizo Esteban Ramírez, el hijo de Marcos Fidel Ramírez, el autodenominado concejal de la familia. Obviamente solo es concejal de su familia y de las familias parecidas a la suya. Qué felicidad no tener a otro cerebro obtuso con poder político. El esposo de la diputada santandereana homofóbica, enemiga del derecho a decidir de las mujeres, también se quemó. NO muchas feministas llegaron como lo hicieron Juanita Goebertus y Angélica Lozano.

Veo avances en esta Colombia que me duele. No obstante, mientras para hacer política no sea un requisito dominar el enfoque diferencial y la perspectiva de género, nunca seremos una Colombia verdaderamente justa, humana y libre. Desde las bases seguiré luchando por lograr que se comprenda que las dinámicas políticas sin perspectiva de género y enfoque diferencial son injustas. Mientras tanto, solo me resta decir abiertamente que nos queda demasiado trabajo. Porque la posibilidad de que el gobierno antiderecha regrese es mínima y los movimientos sociales debemos estar preparados para ello. Tengo la certeza de que la revolución final de todas las sociedades será feminista o no lo será. No existirá justicia absoluta sin perspectiva de género y enfoque diferencial en todas las ciudadanías. Mientras logramos que eso se comprenda, es un logro que le quitemos algunos espacios a personas enemigas de los derechos de las minorías.

Estar al centro no es estar tibio, sin embargo, la tibia es la temperatura ideal para todo. Justo es tibio, caliente puede quemar, frío puede congelar. Tibio es perfecto para todo. Tengo un corazón anarquista. radical contra toda injusticia social y pararme a la mitad de los extremos es justo. No viviré como paria por creer en las defensas anarquistas, siempre tomaré una postura frente a cada situación desde mi radical postura de no creer que siempre la derecha está mal o que siempre la izquierda está bien. Si le tenemos miedo a una dictadura debemos empezar a aprender a respetar la diversidad de pensamiento y rechazar todo tipo de discriminación a las personas diferentes. Eso es lo que nos hará un país justo y más humano.

Abogo por una Colombia Putamente libre. Y sin Feminismo eso será imposible.

Mar Candela / @femi_artesanal

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