Lo que nos viene

Ante el diagnóstico de las últimas encuestas, donde se ve como virtual ganador de la Presidencia de la República a Gustavo Petro, asunto que ha dado para todo tipo de discusiones en las últimas semanas, el apoyo a Petro se debe a un sinnúmero de fenómenos y circunstancias que suceden en el proceso electoral que se nos avecina. El apoyo a Petro es circunstancial, nadie quiere obviamente convertir a Colombia en otra Venezuela, bastante hemos visto en lo que han convertido a ese maravilloso país, el cual tuvo una de las economías mas prósperas de la región gracias al petróleo y a sus minerales; a Chávez y a Maduro solo les basto “voluntad política” para sumir la población de Venezuela en la miseria.

Petro fue y es un asiduo discípulo de Chávez, este último, en su primer intento de golpe de Estado a finales de los 90, fue precisamente con quien Petro compartía las tardes en Bogotá. Las circunstancias del aumento de Petro en las encuestas se deben, en primer lugar, a un fenómeno de voto protesta, el cual en razón de todos los últimos escándalos y al aumento de la desfavorabilidad de la clase política ven en ese líder guerrillero una oportunidad para que el país pueda dar un cambio de 180 grados en todo lo que sucede, ello sumado a la propuesta de su campaña de hacer una asamblea nacional constituyente, la cual es un gancho cautivador de incautos en su campaña.

Pues si bien quizás Colombia sí requiere una asamblea constituyente para probablemente erradicar tantos males que aquejan a la nación, ello no constituye una garantía para que suceda y menos en manos de Gustavo Petro, la responsabilidad que tenemos todos los colombianos a escasas once semanas de elecciones es muy grande, máxime cuando de ello dependerá el futuro de Colombia para los próximos 50 años; votar por Petro es votar por las Farc, ya lo anunció la formula de ‘Timochenko’, quien tramposa y habilidosamente se presenta como opción a la Presidencia de la República, cuando en los acuerdos de La Habana eso nunca estuvo contemplado.

Los problemas de la justicia se deben afrontar con una gran constituyente que permita descongestionar todos los despachos judiciales y así evitar el manto de corrupción; la dilación en las decisiones judiciales y la congestión judicial son también formas de corrupción, la cual abre las puertas para negarles una decisión pronta y justa de la justicia a los ciudadanos, ello lesiona gravemente los derechos humanos. La reforma a la justicia debe abrir un camino para que todas las causas de menor calado sean afrontadas o decididas por particulares especializados, en este caso, cerca de 250.000 abogados deben ser auxiliares de la justicia para ese menester.

Ese sería el primer camino para hacer de Colombia la Singapur latinoamericana, una justicia eficaz y menos laxa. Esta semana nos depara el listado que socializará el fiscal general de todas las empresas que han tenido o tienen nexos cercanos y negocios con las Farc, asunto que será verdaderamente revelador y sorprendente. Ahora, lo mas cercano es ver las propuestas de Marta Lucía Ramírez y German Vargas Lleras, firmes contradictores de las tesis de Petro en lo relacionado a lo que requiere la justicia, aspecto donde se requieren cambios fundamentales para garantizarles a todas las generaciones una mejor Colombia; en el caso particular, considero menesteroso hacerle un homenaje a la mujer, por eso, en la consulta del 11 de marzo votaré por Marta Lucía Ramírez.

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