Opinión

El animalista colombiano golpeador de mujeres

Mar Candela, ideóloga del Feminismo Artesanal, denuncia al líder animalista Andrés Varón como golpeador de mujeres

Caterina Rosenbaum, o Keyla, como la reconocemos las personas cercanas, llega a Feminismo Artesanal hace algunos años con un historia de vida fuerte como todas las mujeres que decidimos luchar contra el dolor causado por el machismo y todo sus derivados. No les contaré los detalles de fondo de su historia: les contaré que ella es una mujer seguidora de las redes y se involucra sexoafectivamente con el no poco reconocido hombre Andrés Varón, en el gremio animalista.

Decide dar el paso de hacer vida con él y tratar de construir una familia. Ella, como la mayoría de mujeres, pensó que él al tener un hogar “sería otro”. El asunto es que el fulano la golpeó muchas veces, incluso embarazada ocurrieron muchas cosas. Hay un historial de violencia de género y familiar registrado en las diferentes denuncias y demandas. Se puede comprobar este historial. El asunto es que ella al separarse no quiso quitarle a su hijo el derecho a un padre, no obstante, el niño le comentó a la madre el miedo que le tiene a su padre, angustiado pide que ni siquiera lo pasen al teléfono. Keyla le hace una citación legal para hablar del tema y Andrés Varón se niega asistir a la citación y en la calle decide amenazarla de muerte.

Keyla me pide apoyo. Pide que haga eco a su voz y yo como es mi deber empiezo hacerlo en mis diferentes redes sociales.

Por whatsapp dialogué con algunas líderes animalistas preguntándoles que si conocen a este hombre, tratando de que se pronunciaran y fui ignorada. En Facebook tuve discusiones álgidas sobre este tema, algunas las borré para no seguir alimentando la frustración del debate inerte.

Algunos (as) animalistas me piden que no pida con vehemencia que se pronuncien sobre Andrés Varón, golpeador de mujeres hasta embarazadas, con denuncia por maltrato infantil y líder visible en el animalismo. Según dicen, porque no es necesario y no tienen la obligación de pronunciarse.
Obvio, nada les obliga a pronunciarse. Su silencio es tan cómplice del abuso y maltrato de mujeres como yo soy cómplice del asesinato de animales por comer carne.

La problemática radica no solo en que ustedes no son mejores que yo, sino en el hecho de que nuestras incoherencias y reproches mutuos no nos permiten ver que si le hace esto a su especie, muy seguramente esté haciendo esto con los animales. Y no solo eso.

Se supone que nos debe importar la vida e integridad de las otras especies por igual. Yo siempre me pronuncié contra abuso a animales, siempre lo hice, aún comiendo carne. Ustedes callan y yo pregunto: ¿será porque ven a una mujer y un niño en peligro inferiores a un animal en peligro? Y les cuento, hay un rumor muy fuerte de que efectivamente este hombre maltrata a los animales.

Lo cierto es que no dejaré de denunciar con nombre propio, ocupación y oficio a los abusadores, a los machistas, a violadores, golpeadores o lo que sea que sean estos machos.

Colofón: seguiré apoyando como puedo a los animales que no me como, seguiré denunciando y lamento mi falta de capacidad para dejar de comer carne. Lo cierto es que no me escudo en que sigo comiendo carne para no apoyar a los animales que puedo apoyar, ustedes se excusan en que las mujeres no somos animales o animalistas y por eso no merecemos su empatía. Siempre he sufrido un poco de remordimiento con esta frase de Gandhi: la grandeza de una nación se mide en cómo trata a los animales. Como carne y apoyo la defensa de animales, es mi realidad

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